lunes, 30 de noviembre de 2015

Cuando nadie me ve

Os advierto que va uno de esos posts en los que me desnudo, en los que no sé si seré capaz de expresar bien lo que siento y que no sé si haré daño con mis palabras (algo que voy a cuidarme mucho de que no sea así) pero por otro lado creo que también es justo que veáis esta otra cara de mí y con la que quizás más de uno se siente reflejado.

Cuando te hablan de que vas a recibir un tratamiento de quimioterapia todo el mundo piensa en el pelo y en los vómitos. Yo como ya os he contado en posts anteriores me cuidé mucho de que el tema físico no me pillara muy desprevenida y para que mi expresión facial no cambiara en exceso me hice una micropigmentacion en la clínica de una amiga de mis padres para que la caída de bello de mis cejas fuera solucionado con un lápiz de color marrón que me regaló con cariño mi amiga Alba. 

En cuanto al pelo...no dejé que la caída me pillara sola en la ducha así que Ernesto me llevó a una peluquera de nuestra confianza, Salomé (la hermana de uno de nuestros mejores amigos) que me rapó el pelo con estilo, entre risas y dándome mis ratitos para secarme las lágrimas.


A esto me refiero con el título del post "cuando nadie me ve". Yo en los posts pretendo daros en la mayoría de ellos el lado bueno que se puede sacar a esta mierda de enfermedad. Porque aprendes a valorar la vida, aprendes de lo que es capaz tu gente por ti, aprendes a sonreír a tu prima pequeña que no entiende que quieras dormir la siesta en lugar de bailar con ella como antes hacías...

Pero sigo. Una vez superada la
parte del pelo (más llevadera gracias a que lucía una peluca súper guay que me descubrió las ventajas de no tener que lavarte y peinarte el pelo y tardar dos horas, y a que los cabras locas de Camacho y Ernesto decidieron quedarse calvitos por mí sin contar que yo me protegía por la peluca y en cambio ellos...pasaban frío). 

Ah! Y también me relajaba bastante el hecho de estar en mi casa sin peluca y que nadie me viera rara, incluso me hacían sentir tan bonita...que yo misma jugaba con hacerme distintos peinados, ponerme sombreros, cintas...que lleves peluca no significa que no puedas ser "normal".

Y luego está la fase de los vómitos. Como os decía al principio es casi automático que se asocie la quimioterapia a vómitos, pero como yo soy más rara que nada...en los casi tres años que llevo con quimio son contadas las veces que habré vomitado. Una suerte y es que siempre he tenido un estómago fuerte.

Pero vayamos al kit de la cuestión y es que como insisto muchas veces "NO HAY ENFERMEDADES NI TRATAMIENTOS, HAY PERSONAS" y cada uno asumimos los tratamientos de una manera.

De lo que no se habla en los prospectos de las quimioterapias es de esos días en que no te levanta de la cama ni el mejor de los motivos. De esos días en los que quieres llorar porque te parece que eres la única persona del mundo mundial que tiene derecho a llorar. De esos días en los que fumarte un cigarro o tomarte una copa crees que son la forma más fácil para devolverte a tus viernes por la noche en los que eras feliz pero que una mierda de enfermedad te los arrebató hace casi tres años y parece que como en el prospecto no viene no puedes quejarte de ello.

Días en los que te acuerdas de lo libre que eras conduciendo y que darías lo que fuera por conducir 5 minutos, pero claro, ¿quien lo entiende?

¿Quién entiende que no quiero levantarme de la cama porque me duelen hasta los lunares? ¿Quién entiende que mis abuelas con casi 90 años llevan una vida más activa que yo? ¿ Quién entiende que no me apetece hablar? ¿ Que me molesta no poder dormir sola y que mi familia tiene que planificar su semana en torno a mi?

Y cuando nadie me ve es cuando saco a la horrible Olga. Cuando grito a Ernesto por no adivinar que hoy no quiero ir a jugar a los dardos, cuando le digo a una amiga que me cae mal todo el mundo, cuando me enfado con mis padres por darme sus consejos, por llamar a mi hermana solo esperando que me diga lo que quiero oír si no...enfado! Cuando no contesto a whats app, a llamadas, cuando ni siquiera quiero arreglarme (menos mal que en mi casa está prohibido comer en pijama)...

Y yo soy la primera que odio a esa Olga. Pero, nadie me ve así que no cuenta.

No cuenta porque en cuanto sale o lleva demasiado tiempo fuera...respiro, pido perdón (llevo unos días que sólo hago eso...) y pienso en mí y en los míos que también están pasando por esto.

¿Quizá si no me exigiera tanto estaría mejor? ¿Y si me voy a ver a la abuela? O voy hecha un pincel o me pilla. ¿Y si sorprendo a mis amigos sin excusas para ir a donde estén y bailo "la gozadera"? ¿Y si me callo que me duele algo y me despido de mis padres con la mejor de mis sonrisas?

Y todo esto lo maquino en la ducha, cuando nadie me ve, pero si cuando estoy sola y me sorprendo cantando a voz en grito canciones, canciones que me hacen sentir bien y que durante 10 minutos me hacen olvidar las fatiguitas que tengo, pero que como dice Ernesto "cuando las pases y mires para atrás, te reirás de lo que queda de camino porque te parecerá poco".

Así que os dejo, que me voy a la ducha y...a que no adivináis qué canción va a ser la primera que cante??





lunes, 16 de noviembre de 2015

Mi último ingreso, un milagro

Hoy, antes de contaros una historia que sé que os encantará, voy a hablaros de mis últimos días con mis achaquillos, mis miedos, mis buenos momentos, en definitiva, mis últimos pasos en mi aventura.

Para ello me remonto al 30 de Noviembre. Os adelanto que desde mi anterior ciclo con esta nueva químio que fue el 13 de Octubre no puedo quejarme y salvo mis dolores de espalda y piernas (pero llevaderos), que ando más revueltilla y quizá con menos ganas de todo, no puedo quejarme demasiado ya que los "ratitos libres" que me han dado los efectos secundarios los he empleado en cenar por ahí e ir al bingo (que reconozco que me encanta); en ir al concierto que Cadena Dial organizó a favor de la Asociación Contra en Cáncer y en apoyo a las luchadoras del cáncer de mama; en ir a un evento a bailar zumba por el cáncer de mama; a ver la lectura de tesis de un amigo mío; a pasar un "día de chicas" con mi hermana y mi madre con sesión de belleza incluido y que nos vuelven locas (no sólo porque es un día juntas sino porque también nos mimamos); ir a un evento de moda con mi hermana y así...llegar al día 30 con fiebre y destrozada y aguantar la risa de mi novio cuando mi oncóloga me preguntó "¿has hecho muchas cosas estos días que expliquen que estés tan cansada?", y yo os prometo que en ese momento no me acordé de ninguna así que con la boca medio abierta y carita de buena dije: "pues no, sí ya sabes que me levanto tarde porque por las noches no duermo bien". 

Total que lo que yo os quería contar era mi último ingreso y es que llevo tanto retraso que tengo que poneros al día para contaros la de cosas que me pasaron.

Como ya sabéis para mi no supone un trauma ingresar en el hospital. Lloro, grito y me enrabieto, no lo voy a negar, pero como ya expliqué en un post anterior para mi la sensación es como volver durante unos días al pueblo y reencontrarme con los míos. 

Médic@s, enfermer@s, auxiliares y demás personal sanitario...os adoro!! Y a los de mi tercera planta...gracias por hacer que a pesar de ir en una cama y saber que aquello irá para días voy a estar mejor cuidada que en ningún lado y que en cuanto tenga pinta de venirme abajo o flojear...os encargaréis de hacerme sonreír y de sacar fuerzas no sé de donde para seguir adelante. 

Les he descubierto: en el bote pone suero pero en realidad es ESTIMULINA.

Y como me dijo una vez una amiga: "no es químio lo que te ponen, son superpoderes".

Y gracias a mi gente que una vez más me recordaron las 2000 razones que tengo para seguir adelante en forma de abrazos, de ratos interminables de risas, de cenas improvisadas en mi habitación; a Ernesto por sus "me quedo a dormir porque me apetece"; a mi hermana por convertir una incómoda ducha acompañada en el mejor de los planes mañaneros; a mi madre por traerme 30 revistas para que no me pierda el cotilleo y ser mi mejor compañera de siestas; a mi padre por ir y venir 40 veces a casa y luchar contra el tráfico; a los que vienen a verme, no les hago caso y aún así vuelven a venir; a los que llaman, escriben, se escapan del trabajo para darme un achuchón rápido...y a todos los que se me ha olvidado mencionar.

Pero este post tiene un nombre y yo no puedo evitar dedicárselo a ella aunque no se sí llegará a verlo algún día.

Resulta que cuando subí a planta después de estar dos noches en urgencias y antes de que me dieran la habitación individual, pasé dos noches con Milagros, mi Milagros.

Milagros es una maravillosa mujer, como ella misma se definía "superviviente" del cáncer y toda una maestra de dignidad, serenidad y...que fue conocerla y querer llevármela conmigo a mi casa.

La pobre no podía comer y yo por deferencia cuando me tocaba la hora de la comida cerraba la cortinilla para no darle envidia, aunque ella enseguida me la abría y me decía "¿no te parece que así estamos más acompañadas?".

Cuando yo le pedía perdón por el jaleo que montaba mi gente cuando venía a verme ella me sonreía y me decía "uy, que va, así estoy más entretenida".

Siempre era ella la que, pendiente de mi, me preguntaba, me proponía una conversación...y cuanto más rato pasaba con ella más me veía reflejada en cómo seré yo de mayor.

Que por la noche me movía y hacia ruido, me susurraba "Olga, ¿estás bien?" yo le contestaba que sí, y entonces con una sonrisa de esas que arreglan el mundo me decía "ah, pues entonces ya estamos bien todos".

Un descubrimiento de verdad. Y llamadme tonta pero sólo por conocerla a ella, mereció la pena ingresarme.

Cuando nos separaron me abracé a ella como sí me despidiera de mi abuela y las dos prometimos irnos a buscar para pasear como dos amigas de verano se prometen ser igual de amigas el verano siguiente.

Lo mejor de nuestra amistad era que nos separaban dos habitaciones y sí queréis dejaros conquistar más por ella os diré que fue ella quien al día siguiente apareció en mi cuarto con su hija para preguntarme como estaba y para ofrecerme un paseo por la tarde...gracias Milagros.

Sí faltaba algo que nos uniera más...he de decir que ella también tiene gente que la rodea y la quiere y la iban a visitar y contarles las novedades (reconozco que soy cotilla y cuando compartíamos habitación también compartíamos esas cosas) y lo mejor...QUE NOS DIERON EL ALTA JUNTAS y prometimos tomarnos un café algún día.

Querida Milagros, ¡gracias! Por todo lo que me enseñaste y porque hiciste de esos ratitos que pasamos juntas momentos inolvidables. Y por nuestros paseos, por supuesto

Te deseo lo mejor del mundo superviviente

Espero que no te importe que ponga nuestra foto juntas porque sales como lo que eres, preciosa