miércoles, 22 de abril de 2015

Mi pueblo, mi casa

Este post hace ya casi un mes que debería haberlo escrito y no tendrá ni por asomo la esencia que tiene en mi cabeza cada vez que pienso en él pero como bien dice el refrán "más vale tarde que nunca" y quería compartirlo con vosotros.

El pasado 23 de marzo tuve cita con mi oncóloga y he de deciros que ya llegué al hospital encontrándome regular. Llevaba unos tres días vomitando, sin muchas ganas de comer y con unas decimillas de fiebre por lo que no os sorprenderá que respondiera con un aliviado "vale" cuando mi oncóloga me dijo "Olga, te mando a urgencias y te vas a quedar en planta ingresada". Además, tuve la suerte de que la oncóloga de guardia de ese día era una de mis favoritas, así que, la cosa no iba tan mal.

Llegué a urgencias y después de las respectivas pruebas me subieron a planta. Entonces empezó mi regreso. "Mi regreso al pueblo".

Con esta metáfora del pueblo quiero explicaros cómo me sentí. Hacía casi un año que no volvía a la tercera planta de oncología (aunque me paso alguna vez a saludar) y cuando volví estaba hasta nerviosa porque después de tanto tiempo no sabía qué iba a encontrar.

Y pasó como cuando vuelves a tu pueblo. Algunas cosas siguen igual que siempre y siguen los mismos; hay reencuentros que hacen que se te salten las lágrimas (o que te lleves un sofocón de los grandes, que yo soy muy intensa); otros se han ido y te cuentan cómo están; otros son nuevos y aunque piensas que jamás podrán ser como los que se fueron al final hasta te cautivan...y así, al final te das cuenta de que estar allí de vez en cuando...no está tan mal.

No voy a dar nombres del personal médico que cuida de mi en la tercera pero quiero darles las gracias por lo bien que lo hacen y por hacer que para mi sea como estar en mi pueblo, en mi casa, con mi gente.

Mi gente convirtió el Hospital Gregorio Marañon, como os podéis imaginar, en el centro neurálgico de reunión. La puerta de la habitación se abría en todo momento para que mis amigos me achucharan (a pesar de que mi madre se encargara de mandar un mensaje incendiario a toda mi gente pidiendo que las visitas estuvieran distribuidas) y una de mis enfermeras me decía "Olguita cariño, yo no sé que haces aquí porque te veo estupenda" (y oye pues eso cuando te encuentras un poco puaf, se agradece).

Porque aunque haga el símil con mi pueblo, aunque no me encontrara mal del todo y aunque en la tercera siempre me traten como en casa...no dejas de estar en el hospital y a veces...es inevitable el bajón.

Porque te quedas sola un minuto y te preguntas sí todo estará bien, porque te dicen que al final será una semana la que estarás ingresada y tus 28 años empiezan allí y...otra vez bajón.

Pero de nuevo tu familia, tu gente y "tu pueblo" hacen lo posible para que el 26 de marzo sea más llevadero.

La habitación se llenó de ramos de flores, las chicas de la Asociación Contra el Cáncer me hicieron un regalito, en la bandeja de la comida me felicitaron también en el papelito, vinieron a verme amigos desde muy lejos, mensajes que aún ni he leído porque me llevo panzones a llorar, llamadas, achuchones hasta de mis primas pequeñas, visitas inesperadas, enfermeras del hospital de día, tartas personalizadas...hasta el hombre que vino a arreglar la tele me regaló horas. 

A veces es imposible no tener un día inolvidable. Gracias 

Y así fui superando mis días ingresada. Con mis bajones, por supuesto, pero también con ataques de risas y con horas de sueño (que me encanta dormir en la cama de hospital). 

Ah! Y tengo que hacer especial mención a mi cuñado y a Guillo quienes eran los únicos que conseguían que comiera y así mi cuñado venía cada noche, estuviera quien estuviera, para cumplir su cometido.

Y después de una semanita...me dieron el alta y lo que tardé en comerme una hamburguesa con Ernesto y con permiso de mi oncóloga...corrí a Guardamar, a mi pueblo, pero esta vez a dar yo los achuchones (a mis abuelos) a mimar a los míos, a reencontrarme con mis amigos y que me dieran muy muy buenas noticias, a saludar a la gente y que a pesar de no ser mi mejor momento que me dijeran que estoy más guapa (pero yo les dejo), a ponerme guapa guapa sólo para bajar a la playa (según Ernesto parece que me van a sacar fotos como a las famosas) y a devolverle a través de sonrisas y achuchones a mi gente que me cuidaran tan bien.

Ah!! Y a pegarme unas partidas de parchis con mis primas y mi abuela que quitan todos los males.

Así que, siento mucho haber tardado tanto en escribir y os aseguro que el post de mi pueblo era mucho más guay en mi mente pero lo llevo retrasando tanto...

Pero bueno, sólo quiero decir que viva, que ¡viva mi pueblo! Y que gracias a la gente que forma parte de él.


domingo, 5 de abril de 2015

Se acabó

Me llamo Olga Villarino Sanz, tengo 27 años y hace 25 meses me diagnosticaron cáncer de mama metástasico.

La palabra cáncer no me produce miedo porque desgraciadamente uno de los motores de mi vida, mi madre, lo padece desde hace 17 años, dándonos sustos cada cierto tiempo pero saliendo de cada uno con más fuerzas sí cabe y con ganas de luchar.

Cuando toda esta aventura empezó, decidí abrir mi blog, una especie de diario en el que contaba mis experiencias, mis sensaciones y así ayudarme a expresar sin miedos lo que me pasaba por la cabeza. Y encima, ahora que tengo algún que otro fallo de memoria, leer mis posts me vale para recordarme a mi misma cómo me sentía, cómo peleé en cada momento y me da fuerzas para seguir.

Como no soy muy avispada en esto de las nuevas tecnologías, voy poco a poco aprendiendo y a veces a golpe de porrazo.

En fin, yo tenía los comentarios abiertos y así admitía que todo aquel que quisiera me diera su opinión y participara en el blog. De esta forma las amigas de mi madre han podido mandarme ánimos sin ser ellas muy duchas en esto de los "blogs", así he conocido a chicas que están pasando por lo mismo que yo y me daban consejos y ánimos, así me han dedicado un libro y lo he averiguado...pero también de esta manera he leído comentarios que me han hecho llorar, que me han hecho pensar que lo mejor era cerrar el blog porque a mi NO ME VUELVE A LLAMAR CON LA VOZ ENTRECORTADA MI ABUELA PARA PEDIRME POR FAVOR QUE "DEJE DE ESCRIBIR" porque dicen cosas muy feas de mi. No y punto. Se acabó.

Así que, a los que me seguís escribiendo y yo crea que a mi abuela le gustará leerlo lo publicaré y al que no, que no se preocupe que sí busca hacerme daño lo seguirá haciendo porque yo soy quien administra los comentarios y a mi me llegan, pero mientras pueda, a los míos no se les toca, porque no me da la gana.

Llamadlo egoísmo, falsedad o que sólo quiero escuchar lo que me gusta. Yo lo llamo AMOR PROPIO y se lo prometí a una amiga, que cuidaría de mi.

Se acabó...