domingo, 13 de diciembre de 2015

Que abran las puertas del cielo que ahí va un ángel

No voy a extenderme mucho y voy a intentar no hacer daño a nadie con mis palabras. Siempre digo que me cuesta escribir los posts pero este, quizá porque me pilla además en una semana tontorrona, va a ser muy difícil que exprese todo lo que siento y pienso.

Mi post va dedicado a un ángel, pero un ángel de los de verdad, de los que en su despedida no cabe nadie más en la Iglesia, de los que son elevados al cielo por los suyos, de los que todo el mundo recuerda con una sonrisa mientras maldices a la vida por ser tan injusta y llevárselo tan pronto.

A mi vida llegó hace poquito aunque yo ya le "había echado el ojo" desde que era pequeño porque su hermana es mi amiga y porque esa cara de pillo y esa sonrisa no se olvidan tan fácilmente.

Nos unió la enfermedad. Yo me autodenominé su animadora particular poniéndome siempre de ejemplo cuando le ingresaban, cuando le costaba comer, cuando me decía que no le apetecía ver a gente...y estaba convencida de que esto estaba hecho, con esa carita, esa edad, esa familia...parece que tienes el derecho de quedarte aquí. 

Y si queréis que os sea sincera del todo y desde aquí pido perdón a su familia, si no lo he hecho más es por vergüenza, porque yo soy mejor enferma que dando consuelo y con él no quería cagarla y creo que eso es lo que más me duele.

Porque de repente la realidad llega en forma de bofetón con un mensaje "ya ha pasado cariño..." y sigues leyendo pensando que se habrían equivocado.

Yo no te conocía "bola" pero me hubiera encantado porque con lo poco que he visto de ti me has conquistado.

Sólo quiero dedicarte este pequeño post aunque te mereces mucho más de ello. No hay consuelo pero te prometo que le daré mi fuerza a tu hermana aunque toda tu familia ya nos dio a todos una lección de entereza y fuerza el día que te fuiste. Como la que demostraste tú luchando contra esta desgraciada enfermedad como un campeón, con valentía y entereza.

Un beso tan grande que te llegue al cielo y porfi, échanos una mano desde arriba, que de tu familia ya sé que cuidarás y yo te prometo que haré lo que esté en mi mano.

El otro día al irme a la cama mi madre me dijo "¿te ha afectado mucho la muerte de este chico?" Y pensé que era porque él era especial, pero se me olvidó comentarle que porque a raíz de esto me ha entrado un miedo muy muy horrible que no me deja ni querer salir y me tiene tontorrona.

También cuando ves a tus amigos a los que estás acostumbrada a ver de fiesta con los ojos empañados y abrazándote...te das cuenta que te estás haciendo mayor y de nuevo la enfermedad te achucha como diciéndote "aquí estoy, no te olvides".

Un abrazo a la familia, estáis en mi pensamiento y en mi corazón. 

Y gracias "bola", siempre te recordaré y al final cuidarás tú de mí porque eres un ángel.



lunes, 30 de noviembre de 2015

Cuando nadie me ve

Os advierto que va uno de esos posts en los que me desnudo, en los que no sé si seré capaz de expresar bien lo que siento y que no sé si haré daño con mis palabras (algo que voy a cuidarme mucho de que no sea así) pero por otro lado creo que también es justo que veáis esta otra cara de mí y con la que quizás más de uno se siente reflejado.

Cuando te hablan de que vas a recibir un tratamiento de quimioterapia todo el mundo piensa en el pelo y en los vómitos. Yo como ya os he contado en posts anteriores me cuidé mucho de que el tema físico no me pillara muy desprevenida y para que mi expresión facial no cambiara en exceso me hice una micropigmentacion en la clínica de una amiga de mis padres para que la caída de bello de mis cejas fuera solucionado con un lápiz de color marrón que me regaló con cariño mi amiga Alba. 

En cuanto al pelo...no dejé que la caída me pillara sola en la ducha así que Ernesto me llevó a una peluquera de nuestra confianza, Salomé (la hermana de uno de nuestros mejores amigos) que me rapó el pelo con estilo, entre risas y dándome mis ratitos para secarme las lágrimas.


A esto me refiero con el título del post "cuando nadie me ve". Yo en los posts pretendo daros en la mayoría de ellos el lado bueno que se puede sacar a esta mierda de enfermedad. Porque aprendes a valorar la vida, aprendes de lo que es capaz tu gente por ti, aprendes a sonreír a tu prima pequeña que no entiende que quieras dormir la siesta en lugar de bailar con ella como antes hacías...

Pero sigo. Una vez superada la
parte del pelo (más llevadera gracias a que lucía una peluca súper guay que me descubrió las ventajas de no tener que lavarte y peinarte el pelo y tardar dos horas, y a que los cabras locas de Camacho y Ernesto decidieron quedarse calvitos por mí sin contar que yo me protegía por la peluca y en cambio ellos...pasaban frío). 

Ah! Y también me relajaba bastante el hecho de estar en mi casa sin peluca y que nadie me viera rara, incluso me hacían sentir tan bonita...que yo misma jugaba con hacerme distintos peinados, ponerme sombreros, cintas...que lleves peluca no significa que no puedas ser "normal".

Y luego está la fase de los vómitos. Como os decía al principio es casi automático que se asocie la quimioterapia a vómitos, pero como yo soy más rara que nada...en los casi tres años que llevo con quimio son contadas las veces que habré vomitado. Una suerte y es que siempre he tenido un estómago fuerte.

Pero vayamos al kit de la cuestión y es que como insisto muchas veces "NO HAY ENFERMEDADES NI TRATAMIENTOS, HAY PERSONAS" y cada uno asumimos los tratamientos de una manera.

De lo que no se habla en los prospectos de las quimioterapias es de esos días en que no te levanta de la cama ni el mejor de los motivos. De esos días en los que quieres llorar porque te parece que eres la única persona del mundo mundial que tiene derecho a llorar. De esos días en los que fumarte un cigarro o tomarte una copa crees que son la forma más fácil para devolverte a tus viernes por la noche en los que eras feliz pero que una mierda de enfermedad te los arrebató hace casi tres años y parece que como en el prospecto no viene no puedes quejarte de ello.

Días en los que te acuerdas de lo libre que eras conduciendo y que darías lo que fuera por conducir 5 minutos, pero claro, ¿quien lo entiende?

¿Quién entiende que no quiero levantarme de la cama porque me duelen hasta los lunares? ¿Quién entiende que mis abuelas con casi 90 años llevan una vida más activa que yo? ¿ Quién entiende que no me apetece hablar? ¿ Que me molesta no poder dormir sola y que mi familia tiene que planificar su semana en torno a mi?

Y cuando nadie me ve es cuando saco a la horrible Olga. Cuando grito a Ernesto por no adivinar que hoy no quiero ir a jugar a los dardos, cuando le digo a una amiga que me cae mal todo el mundo, cuando me enfado con mis padres por darme sus consejos, por llamar a mi hermana solo esperando que me diga lo que quiero oír si no...enfado! Cuando no contesto a whats app, a llamadas, cuando ni siquiera quiero arreglarme (menos mal que en mi casa está prohibido comer en pijama)...

Y yo soy la primera que odio a esa Olga. Pero, nadie me ve así que no cuenta.

No cuenta porque en cuanto sale o lleva demasiado tiempo fuera...respiro, pido perdón (llevo unos días que sólo hago eso...) y pienso en mí y en los míos que también están pasando por esto.

¿Quizá si no me exigiera tanto estaría mejor? ¿Y si me voy a ver a la abuela? O voy hecha un pincel o me pilla. ¿Y si sorprendo a mis amigos sin excusas para ir a donde estén y bailo "la gozadera"? ¿Y si me callo que me duele algo y me despido de mis padres con la mejor de mis sonrisas?

Y todo esto lo maquino en la ducha, cuando nadie me ve, pero si cuando estoy sola y me sorprendo cantando a voz en grito canciones, canciones que me hacen sentir bien y que durante 10 minutos me hacen olvidar las fatiguitas que tengo, pero que como dice Ernesto "cuando las pases y mires para atrás, te reirás de lo que queda de camino porque te parecerá poco".

Así que os dejo, que me voy a la ducha y...a que no adivináis qué canción va a ser la primera que cante??





lunes, 16 de noviembre de 2015

Mi último ingreso, un milagro

Hoy, antes de contaros una historia que sé que os encantará, voy a hablaros de mis últimos días con mis achaquillos, mis miedos, mis buenos momentos, en definitiva, mis últimos pasos en mi aventura.

Para ello me remonto al 30 de Noviembre. Os adelanto que desde mi anterior ciclo con esta nueva químio que fue el 13 de Octubre no puedo quejarme y salvo mis dolores de espalda y piernas (pero llevaderos), que ando más revueltilla y quizá con menos ganas de todo, no puedo quejarme demasiado ya que los "ratitos libres" que me han dado los efectos secundarios los he empleado en cenar por ahí e ir al bingo (que reconozco que me encanta); en ir al concierto que Cadena Dial organizó a favor de la Asociación Contra en Cáncer y en apoyo a las luchadoras del cáncer de mama; en ir a un evento a bailar zumba por el cáncer de mama; a ver la lectura de tesis de un amigo mío; a pasar un "día de chicas" con mi hermana y mi madre con sesión de belleza incluido y que nos vuelven locas (no sólo porque es un día juntas sino porque también nos mimamos); ir a un evento de moda con mi hermana y así...llegar al día 30 con fiebre y destrozada y aguantar la risa de mi novio cuando mi oncóloga me preguntó "¿has hecho muchas cosas estos días que expliquen que estés tan cansada?", y yo os prometo que en ese momento no me acordé de ninguna así que con la boca medio abierta y carita de buena dije: "pues no, sí ya sabes que me levanto tarde porque por las noches no duermo bien". 

Total que lo que yo os quería contar era mi último ingreso y es que llevo tanto retraso que tengo que poneros al día para contaros la de cosas que me pasaron.

Como ya sabéis para mi no supone un trauma ingresar en el hospital. Lloro, grito y me enrabieto, no lo voy a negar, pero como ya expliqué en un post anterior para mi la sensación es como volver durante unos días al pueblo y reencontrarme con los míos. 

Médic@s, enfermer@s, auxiliares y demás personal sanitario...os adoro!! Y a los de mi tercera planta...gracias por hacer que a pesar de ir en una cama y saber que aquello irá para días voy a estar mejor cuidada que en ningún lado y que en cuanto tenga pinta de venirme abajo o flojear...os encargaréis de hacerme sonreír y de sacar fuerzas no sé de donde para seguir adelante. 

Les he descubierto: en el bote pone suero pero en realidad es ESTIMULINA.

Y como me dijo una vez una amiga: "no es químio lo que te ponen, son superpoderes".

Y gracias a mi gente que una vez más me recordaron las 2000 razones que tengo para seguir adelante en forma de abrazos, de ratos interminables de risas, de cenas improvisadas en mi habitación; a Ernesto por sus "me quedo a dormir porque me apetece"; a mi hermana por convertir una incómoda ducha acompañada en el mejor de los planes mañaneros; a mi madre por traerme 30 revistas para que no me pierda el cotilleo y ser mi mejor compañera de siestas; a mi padre por ir y venir 40 veces a casa y luchar contra el tráfico; a los que vienen a verme, no les hago caso y aún así vuelven a venir; a los que llaman, escriben, se escapan del trabajo para darme un achuchón rápido...y a todos los que se me ha olvidado mencionar.

Pero este post tiene un nombre y yo no puedo evitar dedicárselo a ella aunque no se sí llegará a verlo algún día.

Resulta que cuando subí a planta después de estar dos noches en urgencias y antes de que me dieran la habitación individual, pasé dos noches con Milagros, mi Milagros.

Milagros es una maravillosa mujer, como ella misma se definía "superviviente" del cáncer y toda una maestra de dignidad, serenidad y...que fue conocerla y querer llevármela conmigo a mi casa.

La pobre no podía comer y yo por deferencia cuando me tocaba la hora de la comida cerraba la cortinilla para no darle envidia, aunque ella enseguida me la abría y me decía "¿no te parece que así estamos más acompañadas?".

Cuando yo le pedía perdón por el jaleo que montaba mi gente cuando venía a verme ella me sonreía y me decía "uy, que va, así estoy más entretenida".

Siempre era ella la que, pendiente de mi, me preguntaba, me proponía una conversación...y cuanto más rato pasaba con ella más me veía reflejada en cómo seré yo de mayor.

Que por la noche me movía y hacia ruido, me susurraba "Olga, ¿estás bien?" yo le contestaba que sí, y entonces con una sonrisa de esas que arreglan el mundo me decía "ah, pues entonces ya estamos bien todos".

Un descubrimiento de verdad. Y llamadme tonta pero sólo por conocerla a ella, mereció la pena ingresarme.

Cuando nos separaron me abracé a ella como sí me despidiera de mi abuela y las dos prometimos irnos a buscar para pasear como dos amigas de verano se prometen ser igual de amigas el verano siguiente.

Lo mejor de nuestra amistad era que nos separaban dos habitaciones y sí queréis dejaros conquistar más por ella os diré que fue ella quien al día siguiente apareció en mi cuarto con su hija para preguntarme como estaba y para ofrecerme un paseo por la tarde...gracias Milagros.

Sí faltaba algo que nos uniera más...he de decir que ella también tiene gente que la rodea y la quiere y la iban a visitar y contarles las novedades (reconozco que soy cotilla y cuando compartíamos habitación también compartíamos esas cosas) y lo mejor...QUE NOS DIERON EL ALTA JUNTAS y prometimos tomarnos un café algún día.

Querida Milagros, ¡gracias! Por todo lo que me enseñaste y porque hiciste de esos ratitos que pasamos juntas momentos inolvidables. Y por nuestros paseos, por supuesto

Te deseo lo mejor del mundo superviviente

Espero que no te importe que ponga nuestra foto juntas porque sales como lo que eres, preciosa

martes, 27 de octubre de 2015

A mi campeona, por 17 años más o los que nos pongan

Hoy no es 3 de Abril pero es también su cumpleaños. No diré cuantos cumplió el pasado Abril (que luego me dice que no quiere que la gente sepa sus años) pero sí que hoy hace ya 17 años que mi madre, la mujer más valiente que conozco, se operó de un bultito en el pecho que no tenía nombre hasta que el día que nos lo contaron en el restaurante Hard Rocks de Madrid mi hermana, una rebelde de 14 años, con los ojos encharcados por las lágrimas gritó "Mamá, ¡Eso es cáncer!" Y se fue llorando al baño. Yo con 11 años no sabía por donde me venía el aire y sólo quería llegar al cole y contárselo a mis amigas (pero algo me decía que no era bueno lo que venía y por supuesto nada me aclaraban mis amigas de sexto de primaria que ponían cara de póker cada vez que se lo contaba).

Y así fuimos pasando los últimos días de 1998. Yendo al hospital que yo no había ido en mi vida, sonriendo a mamá como nos indicaba papá antes de entrar en el hospital porque ella era una heroína y debíamos darle fuerza mediante abrazos, llorando en el cole o en la cama antes de dormir y a hacernos las fortachonas delante de ella...porque eso es lo que aprendimos de ella y de papá y quizá es ahora cuando me doy cuenta. Porque es tan cabezona que consiguió las dos veces que estuvo en el hospital ingresada por un considerado tiempo salir y celebrar conmigo mi cumpleaños (y a esas edades y más para mi, un cumple es un cumple).

No debemos de mostrar miedo porque ella está demostrando que la enfermedad puede cronificarse al menos 17 años más. Porque le vi "aguantar el tipo" mientras le decían a su hija pequeña que tenía cáncer de mama y nos tocaría empezar la pelea de nuevo, porque sonríe y hace bromas malísimas sobre sí está más gorda (aunque yo siempre la veré preciosa), porque a pesar de mis 28 años se levanta a media noche para taparme, porque nada le quita las ganas de reír, ni de bailar, ni de soñar...

¡Felices 17 campeona! ¡Felices 17 luchadora!


lunes, 19 de octubre de 2015

Zumberas por el cáncer de mama

Todo empezó con un mensaje en el que una chica, Vero, para mi entonces desconocida, me invitaba a una Master class de zumba para celebrar el día del cáncer de mama y recaudar fondos para la causa.

Mi sí fue automático y rotundo pero no sabía yo, ilusa de mi, que mi gente por supuesto no me iba a dejar sola así que no os sorprenderá que mi grupo de amigas de baile automáticamente según les conté mi propuesta tacharan el día en el calendario y se prepararan para el evento.

Ríete tú de la Pantoja, que también fui escoltada por mi madre, mi tía, mi hermana y Pilar, una amiga de mi madre que se ofreció además a llevarme luego a casa (quitándome uno de mis mayores problemas a día de hoy, porque como no puedo conducir, pierdo más tiempo en decidir cómo voy y vengo de los sitios que el plan en sí).

Y así, un domingo lluvioso se convirtió en un domingo genial.

El plan no sólo se basó en ir a una Master class sino en un día de amigas, de chicas en el que marujeamos, comimos, reímos, bailamos y colaboramos con nuestro donativo con la asociación española contra el cáncer.

Olgada 1: me creo que con el ejercicio que hice ayer y con lo que sudé...me cuenta como ejercicio hasta el 2024.

Olgada 2: hubo un sorteo de premios y a mi hermana le tocó uno y con los aplausos que dimos y la emoción ni Penélope Cruz ganando un Goya (le faltó dedicarlo).

Olgada 3: me hicieron hablar y...la verdad es que yo en directo pierdo. Entre la vergüenza y que quería decir muchas cosas...fui sosit, pero bueno, mi madre me consuela diciéndome que no se oía bien así que ya tengo a que echarle la culpa.

Olgada 4: terminé llorando. No fue porque no podía más ni por pensar en las agujetas que tendría hoy, sino porque la última canción fue " Every breath you take" y aunque era con ritmos zumberos ver allí a mis chicas entregadas sin recibir nada a cambio y haciéndolo todo para demostrarme una vez más que en esto no estoy sola...se me pone un nudo en la garganta de recordarlo. Y sí a eso le sumamos a mi madre esquivando a la gente para abrazarme y el súper abrazo que nos dimos todas en plan equipo...pues hay que ser muy duro para que no se te escape alguna lagrimita.

Gracias por acompañarme, gracias por hacerme sonreír, gracias...por todo.

Y Vero cuenta conmigo siempre que quieras que todavía tengo gente en la retaguardia dispuesta a venir que ayer no pudieron y ¡¡ las que me acompañaron repiten fijo!!

Son cosas de estas las que te hacen descubrir a tu gente, las que te dan fuerzas y hacen que hoy, aunque con muchas muchas agujetas, haya un músculo que aún tenga ganas de hacer su trabajo pese a todo: EL DE TU SONRISA.


El equipo zumbero



Abrazos que te recomponen sí o sí 








19 de Octubre...¡Gracias de corazón!

Días como hoy en los que te gustaría decir tantas cosas son en los que las palabras no salen.

Pero bueno, podría resumir todo en un gigante GRACIAS, pero no se cómo explicarme y cómo hacer llegar un "gracias por formar parte de mi batalla y hacerla tuya" a toda mi familia, a Ernesto, a su familia, a mi cuñado y su familia, a mis amigos y a sus familias, a mis médicos, enfermeros, al personal que trabaja en el hospital (a los que me tratan cada mes, a los que me han llevado en camilla a alguna prueba...) al del bar de enfrente del hospital que se empeña en decirme cada vez que voy que estoy más guapa, a los que me seguís por el blog, a los que sin conocerme me dedicáis vuestras oraciones, a los que simplemente os entristece que esté sufriendo, a los que me proponéis actividades o hacéis todo lo que está en vuestra mano para ayudarme...

Uno de los eslóganes del cáncer de mama dice "Juntas se puede" y yo no puedo estar más de acuerdo.

Porque igual yo sola no puedo comerme el mundo pero con los que me rodean...que me pongan tres o cuatro mundos que los devoro.

Y no quería esperar a que fuera 19 de Octubre para dar las gracias porque os prometo que intento dar las gracias cada día porque decidierais acompañarme en esta aventura y no me dejárais sola porque creo que vuestra compañía es esencial.

Y a los míos, gracias por cada quimioterapia que no me dejáis sola, por ser pacientes y esperar en una y otra sala de espera a que me hagan las dichosas pruebas, por acariciarme la mano mientras me dan un resultado, por cambiar noches de discoteca por fiestas de pijamas, vacaciones en el mar por la sierra madrileña, por aguantar mis días en los que no me aguanto y reíros conmigo a más no poder y porque si, por sacarme de la cama y por encontrar cualquier motivo para madrugar, por las llamadas, mensajes...

Estoy segura que el cáncer no puede con tantos...

Y sí me he dejado a alguien, perdonadme, como he dicho al principio la mezcla de sentimientos en un día como hoy me hacen no estar muy acertada y dejarme mil cosas en el tintero.

Mientras, sigo en el intento de cumplir ni promesa: "TE PROMETO QUE ME VOY A PONER BIEN".




martes, 6 de octubre de 2015

Adaptándome a las circunstancias y aprovechando los ratos buenos

Parece que aquellos que estamos pasando por la misma enfermedad estamos unidos por una especie de hilo que hace que nos reconozcamos, que nos miremos de otra manera, que sepamos qué queremos decir sin apenas articular palabra...

El otro día me encontré con la noticia de que el cantante de Jarabe de Palo, Pau Donés, había sido diagnosticado de un cáncer de Colon contra el que pensaba luchar sin rendirse. Todo mi apoyo de corazón. 

Entonces, ha decidido escribir una carta a sus fans explicando sus ganas de lucha y que además de todo a lo que tiene que enfrentarse tiene que pelear con sus días malos, que sí me permitís, son la peor parte de esto, porque son indetectables, porque cuanto más quieres evitarlos más aparecen, porque aunque la gente te quiera entender no puede...


Después de pasar muchos días buenos físicamente, me veo enfrentandome a la noche, a esas malditas horas en las que me levanto 300 veces al baño y en las que mi cabeza va a 2000 por hora...pero para eso no hay medicación.

Hasta la semana que viene que tenga revisión no sé sí la nueva medicación está funcionando como esperamos (no hablo de la medicación porque no conozco el nombre exacto y no quiero dar lugar a líos ni debates, lo siento) pero según la neuróloga con la que tuve el otro día consulta "la clínica habla por sí sola" y es que he de reconocer que sí, que buena cara tengo.

Además, sí estuviera muy pocha ¿hubiera podido bailar el sábado pasado con mi Frida unas sevillanas con más arte que Lola Flores, Lolita y Rosarito juntas?

Estoy positiva, estoy bien y tengo que aprovecharlo. 

Porque aunque me duela he aprendido a no hacer planes con mucha distancia por sí acaso me pongo mala, porque me conformo con entender que mis horarios distan de los de mi gente porque ellos trabajan y pongo una tonta sonrisa cuando hablan de trabajo porque me duele no poder participar y quejarme de un jefe odioso aunque, buscando el humor, digamos que mis padres son mis jefes y siempre me llevo el trabajo a casa...

Porque llevo más de 100 días sin tener una de mis crisis y no lo digo por sí la mala suerte vuelve...

En resumen, hoy os hablo de la parte que no se ve tanto y que es la que se refiere a tu aceptación de que eres alguien enfermo y que afortunadamente y sí respondes bien tu enfermedad se cronificará y será así toda la vida.

Pero, ¿qué ha sido de la Olga que se quedaba en la discoteca hasta que la echaban? ¿qué pasará con los países exóticos que a menos que estén más cerca de Guardamar no podré visitar jamás? 

Sí, todo es parte de una adaptación...pero hay días que ya estoy cansada.

Así que aprovechemos a hacer planes que puedan ser post puestos o a dejarte llevar, y sí tus amigos quieren montar un Safari keniata en el pueblo de una amiga para quitarte la espinita...pues déjate aunque cueste.

Para terminar contradiciendome del todo me he apuntado a una Masterclass de zumba el próximo 18 de Octubre a favor de la Asociación contra el cáncer y a favor de que demuestre que mi cuerpo, a pesar de todo, quiere marcha. Eso sí, escoltada por mis amigas que no me dejan sola y que valen millones.

Vamos a dejarnos querer y ayudar...que las cosas pueden cambiar y verse de otra forma y sigo convencida de que el cariño y los abrazos no sanan, pero ayudan una barbaridad.




miércoles, 30 de septiembre de 2015

No te olvidaremos abuelo

Hoy sí me lo permitís dejo a un lado mi enfermedad para dedicarle un post a una de las personas que más han marcado mi vida y que aunque se ha ido a los 95 y tras una vida intensa y envidiable, los que le conocimos y le quisimos no podemos evitar el dolor que supone su ausencia.

Mi querido canitas

Ni siquiera estoy segura de qué quiero decirte sólo quiero asegurarte que a mi también me encantaría que me recordaran como lo hacemos nosotros de ti, con una sonrisa, riendo y sabiéndonos afortunados por haber formado parte de la vida de Don José.

Sonrío al recordar cuando te chillaba para hablarte y tú sorprendido pero consciente de tu sordera, me miraras y me dijeras "pero, ¿por qué me hablas como sí estuviera sordo?

Me quedo con uno de nuestros últimos ratitos juntos en el que después de todo el trasiego que suponía ir al baño y volver a acomodarnos otra vez, tiraste de mi, yo pensando que para decirme algo y tú me besaste y con poca fuerza esbozaste un hermoso "gracias". O preguntándome extrañado por qué en lugar de estar con mis amigos pasaba mis tardes contigo...porque el tiempo contigo ganaba a cualquier otro plan.

Sé que me parezco a ti y que a ti te encantaba decirme que a los dos nos gustaba vivir, rodearnos de gente y llevar la conversación, repetir una y mil veces las mismas historias...

Y aunque la primera vez que me lo dijiste hasta me enfadé porque no lo entendí, me encantaba que me dijeras que antes de que llegara estabas deseando verme pero que como te agotaba tanto necesitabas que me fuera. "Cuando no estás se te echa de menos pero cuando estás a veces se te echa de más".

Recuerdo cómo me explicaste cuando me puse tan malita por mi primera crisis cómo te miraba, conociéndote y tranquilizándome porque tu estabas allí. Y que me dijeses, "¿sabes lo que más nos une a ti y a mi? Nuestras ganas de vivir" y mira, ahora me dejas aquí desangelada.

Tus chistes, tus risas, tus palamaditas en la cara...la forma cómo explicabas "mis aires jacarandosos" en la forma de andar, fuiste el primero en explicarme y alabar mi inteligencia emocional...los nietos recordamos cómo todos corríamos de pequeños a ver cómo te lavabas los dientes, tu forma de pronunciar "llombay", tu método de ordenar medicamentos (y a pesar de todo, yo te he llegado a ganar en cantidad de pastillas al día)...

Y las mil historias más que recordamos cada uno con cariño, con respeto, con una sonrisa.

Siento no habértelo dicho en vida tanto como ahora pienso pero me llevo toda una vida a tu lado para recordarte.

Porque siempre llevaré conmigo que soy nieta de Don José, del médico de Guardamar.

Cuídate mucho abuelo que a los que dejas 95 han sido poco.

Como bien dijo Marta "la vida no se cuenta en años sino en momentos, y los momentos son los que no se olvidan. Y es que no hay nada más increíble que mirar atrás y sonreír".

Te quiero



miércoles, 16 de septiembre de 2015

Esta semana la batalla la he ganado yo

Después de una de mis semanas más bajas...renací como el Ave Fénix y todo empezó. Decidí darme una tregua tras tener que aceptar conmigo misma y con mi almohada que este año no podría ir a las fiestas de Morata. En el otro lado del teléfono el mismo día 4 (día que empezaban las fiestas) mi amiga Alba me consolaba con su "venga cariño que el fin de semana que viene también puedes venir" pero bien sabe Ernesto, el que tuvo que secar mis lágrimas, que para mi eso no era suficiente.

A pesar de acostarme pronto (quería que el día acabara y no pensar más en que la gente estaba pasándolo bien mientras yo, además de enfermita, no era capaz de tener una vida normal).

Pero por sí pensáis que no podían empeorar las cosas...me tiré toda la noche con fiebre, con paños de agua fría, durmiendo a ratos...y por la noche de nuevo a debatirme entre sí el día 5 tendría fuerzas para ir. Entre vosotros y yo...aunque me podían las ganas, ganó la cosilla que me daba ponerme mala y tener que ir a urgencias, pasar frío...el pobre Ernesto fue el que se tuvo que tragar conmigo programas cutres, películas de medio lado...y estar a punto por sí de repente me giraba con un travieso "¿nos vamos?". Gracias enano, eres especial.

Pero de todo se aprende y ¿sabéis lo bueno de la vida? Que incluso cuando pensamos que no...te da una nueva oportunidad y hay que estar con los ojos abiertos y fuertes para aprovecharla. Y eso fue lo que hice yo. Me dediqué la semana a estar fuerte, a cuidarme más aún sí cabe y a responder con un pedazo de SÍ cuando me preguntó Alba sí iría a Morata el viernes.

Y allí estaba yo vestida con mi traje de Peña (que da fuerza sólo con mirarlo) y sí me faltaba algo de ánimo...tuvieron el detallazo de ponerme la banda de "reina de las fiestas" y unos pompones para que fuera yo la que devolviera a todo el mundo el cariño que me estaban dando porque, señoras y señores, lo del viernes fue una recarga de energía en toda regla. 

Y siento mucho sí a veces no saludo o me cuesta hablar pero aquí donde me veis...me muero de vergüenza.

Gracias morateños. Por los abrazos, por las risas, por quitarme el rímmel que me hace parecer un oso panda, por los bocatas, por no dejarme sola ni un segundo...y a los que no vi ni abracé...os lo guardo!

Asi que aunque supongo que os hacéis una idea, imaginaos cómo estoy esta semana, con las pilas recargadas y más aún cuando mi mejor amigo y su futura mujer (dentro de 10 días) me han hecho el mejor regalo que me podían hacer (aún no puedo revelarlo). 

Me llamaréis loca pero mientras me dure no me canso de decir que estoy feliz, aunque me duelen las piernas y los músculos pero en mi casa ya sabéis que lejos de agobiarnos, lo solucionamos todo con "eso es el tiempo, que está cambiando".

Gracias Morata y gracias a los que seguís ahí cada día.




sábado, 5 de septiembre de 2015

Mi biopsia de hígado

No sé muy bien ni qué quiero contar ni por dónde empezar así que cogeré el hilo del último post.

Allí me vi yo ingresando de nuevo en el hospital. Es cierto que aunque seguía con un nudo en el estómago fue llegar a mi tercera planta de Oncología del Marañon y todo cambió, porque de nuevo estaba en casa. Vi a una de mis enfermeras que tanto había peleado porque saliera adelante el año pasado, y un abrazo suyo me hizo darme cuenta que de nuevo íbamos a poder con todo. A esto le sumas la visita estrella de las dos oncólogas de guardia, una de ellas es mi "ojito derecho" porque tiene la capacidad de hacerme reír incluso cuando no tengo ninguna gana y todos los mensajes, llamadas, mi compi de noche que esta vez le tocó a mi hermana y su empeño en decirme "que ya necesitamos una noche de chicas" pues os confesaré que me fui a la cama tranquila.

Al día siguiente no puedo explicar muy bien qué sentía. Por un lado quería que me hicieran ya la dichosa biopsia pero por otro no quería (hay veces, muchas, que no me entiendo ni yo). 

Después de la visita de mis padres, mis tíos y mi médico al cual le agradezco que me acompañara en todo momento y me diera su mano para que la apretara mientras me daban los pinchazos ya pasó todo y me mandaron de nuevo a la habitación. La doctora que me lo hizo fue tremendamente amable y no paraba de hablarme cosa que agradezco porque así estaba distraída.

Olgada del día: que no os engañen. LA BIOPSIA DE HÍGADO DUELE. No es un dolor insufrible porque aquí me tenéis contando la aventurilla pero es más llevadera la de mama por aquello que hay más chichilla.

Y así, después de 4 horas recostada de lado sin moverme, ni comer, ni beber, ni ir al baño (lo confieso, mi madre le pidió permiso a uno de mis enfermeros favoritos porque yo aunque no soy muy de ir al baño es decirme que no puedo...y me muero y me dejó ponerme la "encantadora" cuña. Si os pasa algo así alguna vez, vosotros preguntad por sí acaso que a mi me salió bien así que sí el enfermero se apiada...igual tenéis suerte como yo).

Y en mis horas de espera vino una de las oncólogas a hablar conmigo (no creo que lo hiciera por ser yo, yo creo que le salió del alma). Me contó que estaban preocupados todos por lo bajita de ánimos que me habían visto en este ingreso y así comenzamos una conversación tú a tú por la que os prometo que me dejaría volver a biopsiar. Hay cosas que no tienen precio. Hay cosas o conversaciones que no les das importancia o no crees que necesitas hasta que las tienes y las cosas cambian. A mi no me gusta dar nombres por sí la gente se siente incómoda pero yo no sé cómo darte las gracias Sara y te deseo toda la suerte del mundo porque hay muchos pacientes que te necesitan.

Porque soy muy pesada dando las gracias a los oncólogos porque siempre se pasan a verme y a escucharme y consolarme, enfermeras, auxiliares y toda la gente que forma parte de Oncología del Hospital Gregorio Marañon, pero os juro que son especiales y tienen una facilidad para secar lágrimas que ni los kleenex más absorbentes.

Y así llegué a mi casa a pasar mis días de "reposo", a dejarme mimar, a dejarme visitar y a planear que excusa les daré a mis nietos cuando les enseñe la herida de guerra.

La tengo: "es la marca de un disparo que recibí protegiendo al abuelo Ernesto en un atraco". Quedaría de heroína y sería creíble salvo por el detalle de que este "disparo" no me ha dejado ninguna cicatriz. 


jueves, 27 de agosto de 2015

Te crees que sólo eres una niña y eres una súper guerrera

Estas fueron las palabras que le salieron a Ernesto cuando salimos del hospital y que aunque su intención no era hacerme pensar en ellas me han llevado a darme cuenta de muchas muchas cosas.

Ya os dije que este verano estaba siendo diferente, extraño, no de los mejores de mi vida y eso que no sabía yo la que se me venía encima.

Creo que os hablé de esto en alguno de mis posts pero os haré un resumen. Este verano cambié de tratamiento y mi oncóloga decidió probar a volver a ponerme en dosis mínimas el tratamiento que el año pasado me había sentado mal pero que como estaba fuerte y las dosis serían mínimas pues que era una nueva forma de atacarlo.

A pesar de mis comunes dolores de huesos y náuseas, yo estaba feliz con este tratamiento que estaba dejándome llevar una vida más o menos normal (vamos, que estaba estupenda). Lo único que puedo reprochar es que me tocaba ir semanalmente al hospital pero ya me conocéis y para mi visitar el Marañón es a veces hasta terapéutico.

Os reiréis cuando os diga que el día anterior de tener mi revisión le confesé a mi oncóloga (sólo a ella porque me une algo especial a ella y sólo quería que ella lo supiera) que me preocupaban los resultados del TAC. ¡Ya me podía dar por adivinar los números de la lotería!

Efectivamente en la revisión de ayer me contó que había una nueva manchita en hígado a la que había que atacar YA y que para hacerlo sin que se escapara nada habían decidido hacerme una biopsia en el hígado. 

Después de los mil dibujos que la doctora me hace para explicarne la nueva quimioterapia que pensaban ponerme y tratar de tranquilizarme recordándome que la prueba que me iban a hacer ya me la habían hecho hasta en tres ocasiones en el pecho, yo sólo pude apoyar mis codos en su mesa y llorar, llorar y llorar mientras decía en alto "no he entendido nada. ¿Por qué otra vez?".

Sí no fuera por mi familia y por mi doctora yo seguiría llorando en aquella consulta. 

"Vamos Olga, sí esto es una prueba más y siempre contamos con que pueden aparecer nuevas piedras y hay más tratamientos que tendremos que ir probando". Me abrazaron y salieron de aquella consulta dejándome con mi doctora a la que abracé y reabracé y que me susurró al oído "Vamos a pelearlo Olga, vamos a por ello, te lo prometo".

Cualquiera le discute. Sequé las lágrimas y salí. Mi padre, siempre coherente, me recordó que hemos pasado por peores momentos; mi madre en estos momentos suele apretarme el brazo, darme besos y ponerme nerviosa, pero sí no lo hiciera no sería ella; mi hermana me abraza y guarda silencio pero de ella es lo que necesito porque cuando rompe su silencio me hace reír con alguna tontería y enseguida me enfado; y Ernesto me sermonea y empieza a hablarme de héroes, de villanos contra los que luchar y de meterse en una guerra que sé que ganará durmiendo en el incómodo sofá de una habitación de hospital organizando las visitas que recibiré.

Después de informar a mi gente con grabaciones de audio con la voz entrecortada (no me apetecía dar malas noticias, reconocer que las cosas de alguna forma no van tan bien) llegué a mi casa a llorar, a dormir y sobre todo a digerir las noticias.

Como os imaginaréis mi gente se organizó para contestar a los whats app, para no llamar (sabían que hablar no me apetecía) y esta vez les tocó visitarme a María, Nico, Yara y Raquel. A todos gracias por estar ahí y sobre todo por entenderme y no enfadaros sí aún no sé cuál es la forma en la que debo actuar.

Después de mi propia reflexión entendí qué es lo que me pasaba. Los que estéis pasando un trance parecido os preguntaréis por qué después de tantas cosas que ya he pasado me da tanto miedo una biopsia pero es porque esta vez no ha sido una prueba que me hacen mientras estoy en el hospital sin darme casi tiempo a pensar. Esta vez he venido a casa y esta noche vuelvo al hospital.

Es como un torero al que le pilla el toro. Sí se despierta ya con la cogida no le ha dado tiempo casi a pensarlo, en cambio en mi caso, estoy en la barrera y me dicen "métete en la plaza que aunque te va a pillar el toro, todo va a ir bien".

En fin, de una u otra forma no me queda otra por mi, por los míos y por vosotros (vuelve la vena gitana): ¡con fuerza, y a por el toro!


miércoles, 12 de agosto de 2015

Maldito verano

El verano siempre ha sido una de mis épocas del año favoritas. En mi caso y hasta que me hice mayor se basaba en  pasar dos meses en casa de mis abuelos con mis primos, tíos...competir con mis amigos en quien pasaría más días en nuestro adorado Guardamar, en que los días de fiestas nos juntáramos la mayoría de la pandilla, en exprimir todos los días al máximo y pelear con mis padres acerca de la hora de llegada.

Por desgracia crecemos y algunos cambian Guardamar por otros destinos, otros no pueden más que sacar una semana de los tres meses que antes duraban nuestras vacaciones y es muy difícil coincidir. Ya me empezaste a caer mal verano.

Me pongo mala y a pesar de que me encargué de hacerlo lo más llevadero posible...en mi cabeza, mi querida cosa (mote cariñoso que puse a mi peluca) , que mis botellones consistían en coca cola y trinaranjus y que la mayoría de mis amigos no estaban...me volvían a recordar lo que cuesta hacerse mayor.

El verano del 2014 lo empecé tras 40 días ingresada en el hospital y aunque lucia un tipazo...que mis amigos de Rivas  tuvieran que cambiar su destino playero por la sierra madrileña...en serio verano, te odio.

Pero a pesar de todo, mi padre dice que tengo una extraña manera de reponerme de las situaciones negativas.

Por sí quedaba alguna posibilidad de reconciliarme contigo, este año has hecho que hiciera un calor insoportable y que estar en Madrid diera más rabia todavía que otros años, tuve que abandonar a cosa muy pronto por el calor y verme a lo "teniente O'neill" demasiado pronto...me ha costado, la verdad.

Pero he de decirte, amigo, que aún así, te gano. Resulta que la nueva químio que me están poniendo, que fue la que el año pasado me tuvo tan malita, me está funcionando, y aunque me la están dando en dosis mínimas, mi cuerpo está respondiendo y yo...estoy feliz.

Mis queridos bujarrakas han sacrificado de nuevo la playa por la sierra y picaduras de mosquitos y yo...he disfrutado cada día.

Mi familia me ha regalado momentos en Guardamar que no se me ocurre olvidarlos.

He conseguido reunirme con mis amigos, y aunque fuéramos 4 gatos...no necesitaba más.

Ernesto sigue allí y yo luchando con el calor.

Sabes que te digo, que creo que el Otoño me cae mejor! 




martes, 7 de julio de 2015

El Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, mi amigo el Doctor Jesús Sánchez Martos

La gente que vale, que es profesional en lo suyo y que encima son buenas personas merecen que les pasen cosas buenas o que al menos en algún momento de sus vidas sean reconocidos.

Quiero aprovechar este post para darle la gracias y explicarle lo orgullosisima que estoy de él.

Mi querido Doctor Estímulina lleva toda mi vida al otro lado del teléfono esas noches en las que mi madre histérica le llamaba para explicarle que la fiebre a pesar de la medicación no bajaba; porque sí no lo he contado aún...cuando tenía tres años me hizo una fotocopia del culo (y no os imagináis lo que quema aquello); porque desde que empecé a estar "malita" decidió darme la mano y prometerme que estaría a mi lado, como siempre, y con ello incluía llevarme desde mi casa al hospital a toda velocidad con el único fin de que me atendieran en el hospital o que mi madre siga llamándole a día de hoy a horas intempestivas porque la fiebre no baja (y además se queda pendiente hasta que te recuperas); porque es capaz de mover Roma con Santiago para que volviera desde Guardamar al Gregorio Marañón en una ambulancia adecuada; ha estado a los pies de mi cama día tras día a pesar de que el ingreso durará más de un mes; porque se ha peleado con quien haya hecho falta para que yo estuviera lo más agusto posible (dentro de lo que cabe en un hospital); y porque es capaz de ir a donde sea y a la hora que sea con tal de conseguirme un donuts (a pesar de que eso no fuera lo más recomendable médicamente pero sí lo que me haría más feliz).

Además de todas las virtudes profesionales que tiene sobre todo quiero destacar su empeño en humanizar la atención hospitalaria que en mi opinión ayuda mucho más de lo que nos podemos imaginar.

Gracias Dr. Jesús Sánchez Martos por cuidar de mi familia, por encargarte de mi mami cuando más te necesitaba y por enseñarme lo importante que es eso de la Estímulina.

Sólo espero que todo el mundo incluya la famosa estímulina en su vida (porque un Sánchez Martos en cada vida es complicado) y es que pese a lo que muchos me critiquen, un abrazo a tiempo...es la mejor medicina.

Y gracias porque cada día estoy más orgullosa de ti y es que es imposible no estarlo. Lo celebraremos como sólo tu y yo sabemos.

Suerte en esta nueva aventura en la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid y no te preocupes que prometo estar a tu lado.

Te quiero 

Olgada: Me da igual el cargo que te otorguen y sí mi fiebre sube sin parar (como el pasado miércoles) mi madre seguirá llamándote a la hora que sea para que nos expliques qué debemos hacer y tú como siempre...al otro lado del teléfono.



sábado, 4 de julio de 2015

Para todos los Ernestos...

Aún no sé cómo perdonarme el no habérselo escrito el día de su cumple y antes de que me critiquen explicaré que tiene más derecho que nadie a un post en un blog que trata el cáncer de mama.

Me explico. Alguien se imagina a Adán sin Eva?? A Marco Antonio sin Cleopatra?? A Jane sin Tarzán?? A Romeo sin Julieta?? O incluso a Rachel sin Ross?? (Sí vais a buscar algún nexo de unión entre ellas no lo hay, es una simple y aleatoria lista de parejas en las que es imposible imaginar al uno sin el otro). 

Pues cuando tienes una enfermedad como la mía es difícil imaginarte un día a día sin el apoyo de tu pareja; sin su sonrisa cuando tú lo ves todo negro; sin su necesidad de aprender nociones básicas de enfermería para ser el mejor de tus enfermeros; que sepa decirte un convincente "vamos bonita" cuando tú crees que no puedes más; porque se convierte en el mejor motivo para ponerte guapa a pesar de tener que llevar la dichosa peluca; porque cambia cualquier plan por estar conmigo; porque se convierte en la mejor compañía con una paciencia incesante en cada sala de urgencias o radiografía....

Eso es exactamente por lo que yo creo que no podría definirme sin hablar de Ernesto: PORQUE NO SOMOS CASI NADA EL UNO SIN EL OTRO; porque pensar en uno es casi, casi pensar en los dos; porque a pesar de que esté horrible como una pelonchi él aún me mira como sí estuviera tan bonita como el primer día; porque me mira, se ríe y me hace reír; porque en mis días tristes me hace imaginar como seremos de abueletes y juntos, siempre juntos; porque sin ser padre ya sabe lo que es dormir con un ojo medio abierto por sí necesito algo; porque aún después de casi 7 años ya juntos y de casi 2 y medio de enfermedad no ha dejado de estar al pie del cañón nunca y sí le preguntas el por qué responde con un "PORQUE TE QUIERO" que ni en la mejor película romántica de después de comer que os echéis a la cara.

Porque me promete que envejecerá a mi lado y que será el mejor papá para mis hijos, porque cada vez que abro un ojo después de mis crisis el sostiene mi mano, porque es el mejor enfermero, porque sabe cuando necesito un abrazo de los buenos me lo da y porque...es Ernesto, mi Ernesto.

No sé muy bien cómo acabaron las historias de amor de las parejas del principio del post pero sí estoy segura de que se quisieron, se quisieron muchísimo y no era nada el uno sin el otro.

También serían entre ellos diferentes como Ernesto y yo, porque mientras a mi me encanta escribir post lacrimógenos y cursis, él es más de hacer un jugadón en un partido de basket y hacerme una señal que sólo él y yo conocemos. Ya sabéis que los polos opuestos se atraen, no?? Y que para pelear, sea contra la mierda que sea, sí se hace en pareja...se gana seguro.

He de decir que este post también se lo dedico a todas las parejas que he visto en este tiempo en las consultas y en el hospital de día, a los otros "Ernestos" por mirar y acariciar a "sus pelonchis" como yo he comprobado y con eso, inspirar parte de este post. 

Y a ti...

¡Gracias gordi, gracias por ser el mejor compañero en esto que llaman vida y por hacer que esté tan orgullosa de ti por todo lo que consigues con tu esfuerzo diario!


lunes, 29 de junio de 2015

Cumplir sueños: Celebrar la REBODA

Cuando se sufre una enfermedad como la mía la gente puede imaginar y compadecerse de lo que estás pasando pero limitándose a lo que se conoce, que son las náuseas y vómitos que provoca la maldita quimioterapia o el dolor psicológico que supone la pérdida de pelo y la introducción en tu vida de la dichosa peluca o de pañuelos.

Desgraciadamente va más allá porque dejas de ser quien eras aunque luches contra ello y cada mañana te propongas sonreír sin parar por los tuyos y por ti.

Va más allá porque no se habla de los dolores musculares que en mi caso me provoca la ingesta diaria de multitud de medicamentos; tampoco suelo comentar (salvo a mis círculos más íntimos) lo que me duele el tener que tener mi vaso vigilado para no confundirme en cualquier reunión con amigos y asegurarme de no probar el alcohol; no hablo por vergüenza de que cada vez que me miro al espejo odio a la vida porque me haya tocado a mi o de que me acuesto dando gracias porque la gente me trate igual a pesar de que sea y seré el patito feo y el patito enfermo toda la vida; por no comentar que aunque vaya de durita...tengo miedo, mucho miedo y por eso no hago planes e intento no pensar en cosas que haría sí estuviera sana porque sólo me provoca tristeza.

Porque cuando tienes una enfermedad como la mía te sale la fuerza de donde no sabías que estaba y luchas cada día a pesar de que a ti misma y a tu almohada les aseguras que ya no puedes más.

Porque nadie suele hablar de los daños colaterales que puede traer consigo estar enfermo.

En mi caso el momento más triste y difícil se produjo cuando el pasado 4 de Octubre me dio una de mis crisis en plena boda de mi hermana y me la perdí. Buff, no puedo evitar que se me forme un nudo en la garganta incluso escribiendo sobre ello.

Cuando me desperté en el hospital y le pregunté la hora a Ernesto (para saber sí estábamos a tiempo de volver) me quise morir y creo que nunca he llorado con tanta pena.

Probablemente mucha gente pensará que soy simple porque la boda de mi hermana sea tan vital en mi vida y más en una situación como la mía pero me será difícil explicar la relación que me une a ella. Yo digo que somos "SÚPER HERMANAS" porque somos amigas, porque compartimos un montón de cosas, porque aunque a veces no nos aguantamos..."que nadie toque a mi hermana", porque según ella cuando a mi me duele algo ella también lo nota, y encima, va y se casa con Gorki al que adoro, que se ha convertido en un hermano para mi y es el único que consigue que coma cuando estoy ingresada en el hospital. Además llevaba casi un año (desde que Gorka se lo pidió) viviendo por y para planear ese día que sí me dejan, casi casi era también mío.

Cuando me vinieron a ver a urgencias aquel día sólo podía pedirles perdón por el susto en plena ceremonia en la que me dió una crisis, por arruinarles el día...y aunque me consolaba a mi misma con otras historias de situaciones parecidas que habían pasado en otras bodas o planteándome que sí hubiera estado embarazada y me hubiera puesto de parto también me lo hubiera perdido, sólo mi almohada, Ernesto y yo sabemos lo clavadito que tenía en el corazón que me hubiera dado una crisis justo aquel día.

Porque podía soportar, a pesar de lo coqueta que soy, que en las fotos parezca un tonelito porque entonces tomaba muchos corticoides y estaba muy hinchada; porque solucioné con unas extensiones que mi pelo estuviera corto; porque debido a mi enfermedad no iba a vivir la boda de mi hermana como siempre había soñado...pero creo que no me merecía una crisis. A pesar de ello y a pesar que desde entonces creo que he llorado cada día por ello, decidí emplear mis fuerzas en consolarme, en perdonarme y recelebrar la boda de Marta y Gorki como ellos se lo merecían, como nos lo merecíamos todos...con una REBODA.

Y de esta forma y gracias a la gente que me rodea, el sábado pasado después de planearlo durante meses convoqué engañados a los novios en una finca que unos amigos de mis padres tienen en Toledo (son para mi lo que yo llamo "casi tíos" porque no tienen tu sangre pero se comportan como sí lo fueran) y gracias a ellos y a su hija Rosa todo salió a pedir de boca y también gracias a la ayuda de Alfonso que nos lió a todos a participar en una gymkana.

Sin olvidarme de mi tio que ejerció de perfecto cámara; a mi primo Artur que no dudó en hacer un viaje exprés desde Sevilla; a mi tía que participó en todo y a mi prima que no me quitaba ojo; a la familia de Gorka que colaboraron en todo momento; a todos los amigos de mi hermana que son de envidiar porque lo mismo les ofreces una cervecita, un baño en la piscina o una gymkana que todo les parece bien y lo disfrutan como niños pequeños y estuvieron preocupados en todo momento porque todo saliera bien y yo estuviera bien; a Marc por captar con su cámara los mejores momentos; a Roy por currarse la infraestructura; a Irene y Silvia por tranquilizarme; a Lucas por portarse tan bien y a Zac porque la reboda fue su primer evento social. (A los que no nombro no os enfadéis por favor, os agradezco de corazón a todos que estuvierais y me hicierais tan feliz a mi y sobre todo a Marta y Gorka y que sepáis que fuisteis todos imprescindibles). E incluso he de marujearos que hubo quien me aseguró que lo había pasado mejor que en la boda.

Por supuesto mis padres como siempre han estado a mi lado discutiendo por mil cosas de la Reboda, no lo vamos a negar, y arrimando el hombro en todo lo que ellos podían.

Ah! Y sobre todo gracias a Ernesto que prestó el protagonismo a Marta y Gorka a pesar de que el sábado era su cumpleaños y por todo lo que me lleva aguantado todos estos meses. 

Han merecido la pena todas y cada una de las lágrimas y aunque no todo fue como yo tenía planeado en mi cabeza una vez más en mi vida he aprendido a adaptarme a las circunstancias, aceptar como vienen las cosas, darme una oportunidad y lo más importante...por fin me HE PERDONADO A MI MISMA.

¡Viva los novios!


domingo, 14 de junio de 2015

Shhhhhhh están en cualquier lado...

Desde que empezó todo descubrí la otra cara de mi gente, la parte heroica, y cada día me sorprendo todavía más.

Amigas que vienen desde fuera de tu ciudad a pasar apenas 24 horas contigo sólo para darte fuerza y energía, mensajes de esos que te empañan los ojos y no puedes ni leerlo dos veces, abrazos capaces de eliminar cualquier tumor de tu cuerpo, sonrisas con las que te sientes la más invencible de los superhéroes, conversaciones que te hacen olvidar el sentido del espacio y del tiempo...

Pero eso lo hace tu gente que te quiere, que conoce tu mal genio recién levantada, que te ha visto en tus mejores y los peores momentos, que te han visto sacarte un inocente moquillo...

Lo que te impacta es cuando descubres un héroe (o dos en mi caso) en una tarde tonta en el Madrid Río que sin conocerte de nada...te ayudan en uno de tus peores momentos.

Esta vez no es personal sanitario, esta vez no conocían mi blog, esta vez...simplemente me quisieron ayudar, y me salvaron de una de mis crisis.

Os cuento. El pasado domingo, luchando contra mi vagueria que me ata al sofá todos los días y queriendo solucionar mi fin de semana que a mi parecer necesitaba "un toque" le propuse a Ernesto coger las bici e ir a conocer Madrid Río (yo lo propuse entre risas y a él se le ocurrió responder afirmativamente). 

Me preparé, cogimos nuestra mochila cargada con todo lo que fuéramos a necesitar (agua, medicación, una toalla para tumbarnos...) y allá nos fuimos.

Yo estaba feliz, como un niño con zapatos nuevos y no podía parar de reírme porque Ernesto estaba sorprendido de lo bien que monto en bici.

Ya tumbados, empecé a hacerme mi particular "book" de fotos para así poder narrar mi gran aventura con pruebas.

El problema es que de nuevo una MALDITA crisis interrumpió mi tarde (no era el toquecito al que me refería).

Y aquí viene mi reconciliación con la suerte, con la bondad de la raza humana. 

Ernesto, agobiado porque esta vez estaba sólo, no le quedó otra opción que girarse y pedir ayuda a dos chavales que estaban cerca quienes no dudaron en ningún momento en prestarnos su ayuda, en taparme con una manta para que Ernesto pudiera ponerme el valium (el pobre de los nervios me puso dos aunque la crisis fue leve), me acariciaban la mano para que yo no me sintiera sola y me hablaban con cariño, y cuando ya la ambulancia me recogió y me llevó a mi hospital, acompañaron a Ernesto hasta el coche (que estaba a un buen paseo) y cuidaron de él por mi.

Y por sí fuera poco...consiguieron ponerse en contacto con Ernesto al día siguiente para interesarse por mi.

También tengo que decir que fue mucha la gente que se acercó para ofrecerse a ayudar, para mostrar interés...

Mis héroes desconocidos (ya conocidos y en breve espero que en persona) han sido Fernando y José Luis.

Un post no os devuelve el favor, pero es mi forma de daros las gracias de todo corazón.

¡Gracias chicos!


jueves, 28 de mayo de 2015

Que no te quede ningún sueño con el que soñar


Me he dado cuenta de algo que debo compartir con vosotros.
No sé cómo, ni cuando, ni por qué, pero este blog se ha convertido más en mi desahogo, en mi forma de expresar mis sentimientos y de contar cómo va todo a veces incluso independientemente de mi enfermedad, y eso, me gusta así que aún en arriesgo de decepcionar a mucha gente, creo que voy a seguir así.

El jueves pasado recibí un nuevo ciclo de quimioterapia. No hablo del tipo de medicación que recibo porque además de ser malísima con esos nombres tan complicados creo firmemente en que no existen tratamientos sino pacientes y que aunque algo pueda funcionarme a mi a las mil maravillas puede no aceptarlo igual el organismo de otra persona en mis misma situación por lo que tampoco me parece bien abrir un debate sobre todos los tipos de tratamientos que afortunadamente existen hoy en día para luchar contra el cáncer de mama mestastásico.

Llevaba unos días tristona por la última crisis, pero yo no sé que tiene el Gregorio Marañón que entro por la puerta...y sonrío. Y sí justo da la casualidad que veo a mi oncóloga y me da algunas de sus palabras mágicas y un achuchón...pues kriptonita para mis venas y yo...de subidón. Tanto tanto que a pesar de que me pusieron bastante medicación y salí a las 4 de la tarde (hora y excusa perfecta para irte a casa a dormir una buena siesta) tenía fuerza para irme con mi madre de compras y comprar ACEITUNAS (que estaba la niña con el antojo).

Y así, a pesar del cansancio que me da de vez en cuando (sobre todo levantarme que no conozco a nadie que le cueste más que a mi levantarme de la cama), que me duele mucho mucho la doblez del brazo (el reverso del codo) que debe ser de sacarme tanta sangre y que es el culpable de posturas indescriptibles a la hora de dormir, y de mis malos ratos (que los tengo oiga) sigo como puedo con mi día a día.

Cada noche hago mi resumen del día. Mi abuela leerá orgullosa que cada noche hago mi "examen de conciencia" y como supondréis hay de todo. Siempre doy las gracias por haber superado un día más pero los días más flojita el miedo me puede, y en cambio otros, son tantas las cosas que tengo que hacer, planear, organizar...que me duermo agotada por todo lo que tengo que hacer al día siguiente. Pero eso es lo mejor. 

Hay una frase que habréis escuchado que dice algo así como "que no te quede ningún sueño con el que soñar" o algo así y eso quiero que sea con lo que os quedéis hoy.

No sé que va a pasar mañana y me da pánico planear cosas con 15 días de antelación por sí pasa algo. Pero nadie me prohíbe planearlo y replanearlo en mi cabeza e ilusionarme, y sonreír...

Así que, ahora mismo me voy a dormir la siesta que tengo muchos sueños en los que soñar y muchas ganas de hacerlos realidad así que mientras pueda...que me quiten lo bailao, y así esta noche cuando haga mi resumen del día estaré tan cansada de todo lo que he hecho y de repasarlo que no me va a haber hueco para las angustias ni los miedos y...ese es un pasito más para ponerme buena, aunque sea poco a poco.


martes, 19 de mayo de 2015

Cuenta a cero otra vez

Hago un llamamiento a todos los que crean que por estar enferma estoy en mi casa llorando mis penas. Entre mis idas y venidas al hospital, mis 200 pruebas, jornadas en las que me piden que participe y el tiempo con mi gente (mi agenda de ministra como lo llama mi amiga Maria) sigo, en la medida de lo posible, siendo el culo inquieto que desde hace dos años echo de menos.

Pero a pesar de que intento seguir mi día a día sin tener en cuenta que no puedo conducir, que no puedo estar sola, que tengo que estar pendiente de no tener mucho sobresalto...cuando llegan momentos determinados no puedo evitar que mi cabeza vaya a 1000 por hora y que tenga tanto ratos buenos como otros en los que no me aguanto ni yo.

Pero bueno, supongo que cualquier enfermedad además de la parte física es fundamental la parte emocional. Con esto no digo que un abrazo cure o que una sonrisa sane, pero ayudan bastante y a veces incluso, durante un ratito, te hacen olvidar por lo que estás pasando y por lo menos es un paréntesis no sólo para ti sino para los tuyos que a veces son quienes más lo merecen.

El jueves la jornada "Al otro lado del pijama" me resultó más enriquecedora de lo que yo pude aportar. Me explico. Desde que estoy mala todo gira en torno a mi. Mis padres, mi hermana y Ernesto planean su semana en función de quién estará conmigo en cada momento; mis amigos hipotecan un año más sus merecidas vacaciones y cambian cualquier paradisiaca playa por la sierra madrileña (paradisiaca para otros también); en las salidas nocturnas siempre reinan frases como "¿estás bien?","¿quieres sentarte?","¿tienes frío?"...y aunque patalee, me queje y les confiese a unos y a otros que me agobian, no puedo evitar que lo hagan (y he de confesar que en el fondo, adoro que lo hagan).

La jornada me dio la oportunidad de conocer a personas que tienen su propia historia, su enfermedad, sus limitaciones...y me entendían tan tan bien...que me daba apuro centrar mis agobios y hasta me reí hablando con ellos cuando decíamos "a que no soportas cuando..."

El viernes llegaron las fiestas de Rivas. Los que me conocen y los que me vais conociendo os podéis imaginar lo que me apetecían las fiestas!!! Ver a toda la gente que no te encuentras por el barrio desde hace tiempo, estar con tus amigos, bailar y...comerme un bocadillo de panceta. La única pega es que el puto bicho de la cabeza no me deja montarme en el famoso "pulpo" que no me puede gustar más y que la medicación no me deja tomarme una copilla, pero a pesar de todo, entre mis amigos, la gente que me encontré que me movía la peluca de los achuchones, y mi baile del cangrejo...me sentí un año más la reina de las fiestas.

El sábado mis amigas y yo cambiamos las fiestas (yo indignada por ello) por un ratito de esos de confesiones y conversaciones que ni tres viajes seguidos en el pulpo compensan...me chifló chicas.

Y el domingo el bautizo de mi casi sobrina Laia.

Y añado a todo esto que he terminado prácticamente con todo lo de la uni que voy a hacer por este curso ya que después de mis mil agobios he decidido que también tengo que cuidarme a mi y por ahora, aparcar todo hasta septiembre.

No sé sí me relajé demasiado o la adrenalina me tenía que salir por algún lado, pero el domingo por la noche de nuevo tuve una crisis convulsiva y después de unos 80 días sin ellas...pues fastidia volver a poner el contador a 0.

Lo bueno es que cada crisis me enseña algo. Esta vez fue más floja, la consciencia la recuperé enseguida...

Conclusión: he de vigilar y condensar más mis findes de semana que como dice mi madre los exprimo al máximo pero...eso hace también que un año más me haya sentido la reina de las fiestas.

En la jornada "Al otro lado del pijama"


En las fiestas de Rivas con mis danzarinas


Ernesto y yo en el bautizo de Laia


lunes, 4 de mayo de 2015

"Al otro lado del pijama"

Éste es el título de la I Jornada en Valores "Humanizando la atención sanitaria" que tendrá lugar el próximo 14 de Mayo en la Facultad de Enfermería de la Universidad Complutense y a la que por supuesto estáis todos invitados.

Resulta que al final no es una tontería que cuando estamos malitos es importante cómo nos traten. Al final nos damos cuenta que cuando vamos al hospital nos gusta que nos llamen por nuestro nombre y saber cómo se llaman quien nos atiende. Al final...me propusieron participar y no pude resistirme y encima, conozco al grupo de alumnas que se están encargando de la organización y de todo y...me enamoran. Así que aquí estoy, con una nueva ilusión y con mucha vergüenza porque esta vez juego en casa y me da miedo defraudar.

Por suerte hablaré de algo que sé explicar mejor en persona que por escrito así que sí no te queda claro te espero el 14 de mayo.

Qué importante es en esta batalla "luchar con amigos" y no con gente que no conoces. Que fácil se me hace ir cada 21 días a mi oncóloga y que me coja de la mano y me de un abrazo (sé su nombre pero ya sabéis que en el blog no lo pongo por respeto a su intimidad); que fácil es ir al hospital de día y tardar un ratito en sacarme sangre porque estoy de "palique"; que "menos duro" se hace que me ingresen sí tengo conmigo cada día a "mi pueblo"; y que fácil es secar las lágrimas y seguir adelante sí voy con todo un ejército de personal sanitario que no sólo me da medicamentos sí no que me da algo mejor, su cariño.

Por eso entenderéis que aún recuerde con cariño a Pilar que me dio la mano en mi primera biopsia; a Lola y sus chicas que me acompañaron cuando me pusieron mi primer portacarth; a bea que consiguió que en mi primer ingreso largo me despertara con una sonrisa; a Mar que es capaz de volar porque mi medicación llegue; e incluso a quienes sólo me conocen de verme por los pasillos y con una gran sonrisa me dicen "¿cómo estás Olga?".

Yo no soy nadie, una enferma más, pero sólo me gustaría haceros llegar que una sonrisa, coger la mano, o preguntar "¿tú cómo te encuentras?" a veces se ayuda más que con cualquier otra cosa.

Nos vemos el 14 de Mayo y ya discutimos sobre esto, que yo sólo quiero saber qué pasa "AL OTRO LADO DEL PIJAMA".

miércoles, 22 de abril de 2015

Mi pueblo, mi casa

Este post hace ya casi un mes que debería haberlo escrito y no tendrá ni por asomo la esencia que tiene en mi cabeza cada vez que pienso en él pero como bien dice el refrán "más vale tarde que nunca" y quería compartirlo con vosotros.

El pasado 23 de marzo tuve cita con mi oncóloga y he de deciros que ya llegué al hospital encontrándome regular. Llevaba unos tres días vomitando, sin muchas ganas de comer y con unas decimillas de fiebre por lo que no os sorprenderá que respondiera con un aliviado "vale" cuando mi oncóloga me dijo "Olga, te mando a urgencias y te vas a quedar en planta ingresada". Además, tuve la suerte de que la oncóloga de guardia de ese día era una de mis favoritas, así que, la cosa no iba tan mal.

Llegué a urgencias y después de las respectivas pruebas me subieron a planta. Entonces empezó mi regreso. "Mi regreso al pueblo".

Con esta metáfora del pueblo quiero explicaros cómo me sentí. Hacía casi un año que no volvía a la tercera planta de oncología (aunque me paso alguna vez a saludar) y cuando volví estaba hasta nerviosa porque después de tanto tiempo no sabía qué iba a encontrar.

Y pasó como cuando vuelves a tu pueblo. Algunas cosas siguen igual que siempre y siguen los mismos; hay reencuentros que hacen que se te salten las lágrimas (o que te lleves un sofocón de los grandes, que yo soy muy intensa); otros se han ido y te cuentan cómo están; otros son nuevos y aunque piensas que jamás podrán ser como los que se fueron al final hasta te cautivan...y así, al final te das cuenta de que estar allí de vez en cuando...no está tan mal.

No voy a dar nombres del personal médico que cuida de mi en la tercera pero quiero darles las gracias por lo bien que lo hacen y por hacer que para mi sea como estar en mi pueblo, en mi casa, con mi gente.

Mi gente convirtió el Hospital Gregorio Marañon, como os podéis imaginar, en el centro neurálgico de reunión. La puerta de la habitación se abría en todo momento para que mis amigos me achucharan (a pesar de que mi madre se encargara de mandar un mensaje incendiario a toda mi gente pidiendo que las visitas estuvieran distribuidas) y una de mis enfermeras me decía "Olguita cariño, yo no sé que haces aquí porque te veo estupenda" (y oye pues eso cuando te encuentras un poco puaf, se agradece).

Porque aunque haga el símil con mi pueblo, aunque no me encontrara mal del todo y aunque en la tercera siempre me traten como en casa...no dejas de estar en el hospital y a veces...es inevitable el bajón.

Porque te quedas sola un minuto y te preguntas sí todo estará bien, porque te dicen que al final será una semana la que estarás ingresada y tus 28 años empiezan allí y...otra vez bajón.

Pero de nuevo tu familia, tu gente y "tu pueblo" hacen lo posible para que el 26 de marzo sea más llevadero.

La habitación se llenó de ramos de flores, las chicas de la Asociación Contra el Cáncer me hicieron un regalito, en la bandeja de la comida me felicitaron también en el papelito, vinieron a verme amigos desde muy lejos, mensajes que aún ni he leído porque me llevo panzones a llorar, llamadas, achuchones hasta de mis primas pequeñas, visitas inesperadas, enfermeras del hospital de día, tartas personalizadas...hasta el hombre que vino a arreglar la tele me regaló horas. 

A veces es imposible no tener un día inolvidable. Gracias 

Y así fui superando mis días ingresada. Con mis bajones, por supuesto, pero también con ataques de risas y con horas de sueño (que me encanta dormir en la cama de hospital). 

Ah! Y tengo que hacer especial mención a mi cuñado y a Guillo quienes eran los únicos que conseguían que comiera y así mi cuñado venía cada noche, estuviera quien estuviera, para cumplir su cometido.

Y después de una semanita...me dieron el alta y lo que tardé en comerme una hamburguesa con Ernesto y con permiso de mi oncóloga...corrí a Guardamar, a mi pueblo, pero esta vez a dar yo los achuchones (a mis abuelos) a mimar a los míos, a reencontrarme con mis amigos y que me dieran muy muy buenas noticias, a saludar a la gente y que a pesar de no ser mi mejor momento que me dijeran que estoy más guapa (pero yo les dejo), a ponerme guapa guapa sólo para bajar a la playa (según Ernesto parece que me van a sacar fotos como a las famosas) y a devolverle a través de sonrisas y achuchones a mi gente que me cuidaran tan bien.

Ah!! Y a pegarme unas partidas de parchis con mis primas y mi abuela que quitan todos los males.

Así que, siento mucho haber tardado tanto en escribir y os aseguro que el post de mi pueblo era mucho más guay en mi mente pero lo llevo retrasando tanto...

Pero bueno, sólo quiero decir que viva, que ¡viva mi pueblo! Y que gracias a la gente que forma parte de él.