martes, 20 de enero de 2015

Second and third round (me permito el lujo hasta de ir de bilingüe por la vida)

Más calmada porque como os dije ya había hablado con mi oncóloga, llegué el viernes a darme mi segunda sesión de radioterapia. Antes pasé a ver a mi Carol, una de las enfermeras de investigación a la que tenía muchas muchas ganas de ver y de paso y sin quererlo me llevé una mega dosis de ESTIMULINA, FUERZA y GANAS de la mano de médicos, enfermeras, gente del hospital...¡¡sois grandes!!

Además antes me tocaba darme mi sesión de químio (para mi ir al hospital de día es como estar por casa y me animan aunque llegue con el peor de los días) y además tenía la suerte de que me acompañaba mi prima a la que acaban de operar y con la que me tenía que hacer "la chulita" para que siguiera siendo su prima más guay.

Olgada (que creo que en otra ocasión ya os lo he dicho): aprovecho mis sesiones de quimioterapia para quedar con mi gente (en este caso mi prima) y así tener nuestro momento de marujeo, de conversación...y quiero aprovechar además para decirle...que su esfuerzo es para mi un ejemplo.

Después nos fuimos a comer con mis papis y con Ernesto a un restaurante de al lado del hospital que también se ha convertido en mi segunda casa (otra Olgada). Y todo se debe a que el dueño y yo nos cogimos cariño (sin levantar sospechas para Ernesto) porque siempre voy a desayunar allí después de las analíticas y cuando estuve tanto tiempo ingresada fue de las personas que más se emocionó cuando me vio fuera del hospital.

Que me lío. Entonces me fui a dar mi segunda sesión de radioterapia, esta vez con una compañía más discreta (éramos 5) pero sintiéndome arropada, eso siempre. Tengo que deciros que sí alguna vez os dan radioterapia ni os preocupéis. Como dice mi amiga Mariu "¿Eso es como darse rayos uva,no?" Y creo que no hay una semejanza mejor. Tú sólo tienes que tumbarte, no moverte...y chin pún.

Eso sí, aunque me enfade con mi madre porque sólo me diga "y ahora no quedes con nadie que necesitas descansar..." en contra de mi voluntad y enfadada con la madre que me trajo al mundo me tuve que dormir la siesta y oye, ya que me pongo...me duró dos horas.

Sintiéndome como una princesa encerrada en su castillo e incomprendida por el resto del universo, me llegó el whats app de mi amiga Maria y su "Si Mahoma no va a la montaña, la montaña va a Mahoma" y en media hora ella y Lety estaban en mi casa y con unos exquisitos piscolabis que preparó mi mami...el viernes se solucionó. 

De mi sábado se encargaron mi prima Mara, Ernesto, Camacho y Guio y del domingo Raquel, María y Mariu.

Porque tengo la suerte de contar a mi alrededor con gente impresionante y por ejemplo mi amiga Raquel decidió ayer pedírse un día de vacaciones y pasar un "24 horas con Olga" que para mi fue inolvidable.

Y es que es súper importante dejarse ayudar, dejarse mimar y aprovechar cada minutito con tu gente, que es cuando se te olvidan las náuseas, las ganas de ir al baño...ya me entendéis.

Y es que los efectos de la radioterapia los voy notando según pasan los días y sobre todo son el cansancio y un poquito de revoltijo de estómago pero yo sigo comiendo divinamente (vamos, como sí os tirarais toda la noche de fiesta). La piel me pica un poco pero nada que no se pueda solucionar mimandote tú misma un poco y echándote crema sin parar.

Sólo me queda decir que siento sí para muchos el blog está dejando de merecer la pena o ya no encontráis lo que buscabais al leerlo.

Para mi es una forma de desahogo y además ahora que se me olvidan muchas cosas...leo algunos post y me ayuda a recordarlo todo y me animo.

Yo no soy médico y desde mi ignorancia entiendo que cada persona es un mundo y que tratamientos que a mi me pueden ir bien a otras personas quizá no tanto. El mejor ejemplo es que la químioterapia que a mi me tuvo 40 días ingresada a otros pacientes en dosis mayores no les ha causado el mínimo efecto.

Así que sólo os digo a los que estéis pasando por lo mismo que yo, que habléis con vuestros médicos, que confiéis en ellos y que confiéis en vosotros y en vuestra fuerza (yo me sigo sorprendiendo a mi misma cada día). 

Y aunque pensé que os lo habla dicho, mi cáncer es de mama con metástasis en cerebro.

Y os dejo ya, que me voy a otra de mis dosis de radioterapia o de rayos uva, como prefiráis llamarlo. Que ya es la cuarta!! Y hoy voy animada y con fuerza y me encantaría transmitirosla así que os mando un besazo y os doy las gracias por, a pesar de todo, seguir ahí.





jueves, 15 de enero de 2015

Una nueva aventura: la radioterapia

Hoy, día 15 de Enero de 2015, ha empezado mi nueva aventura para luchar contra el cáncer: mis sesiones de radioterapia. 

Y aunque sé que es la mejor opción para mí porque es la decisión de mi oncóloga y todo el equipo médico, y a pesar también de todas las fatiguitas que ya he pasado en estos dos años, ayer cuando me confirmaron que empezaba hoy un dolor inexplicable de tripa se apoderó de mi. Ahí estaba yo cagada, con lágrimas en los ojos por una tonta discusión con mi hermana por culpa de que estoy muy muy asustada y sin ganas de hablar con nadie, y aunque era consciente de que necesitaba un achuchón más que un millón de euros, en esos momentos no me dejé ayudar.

Os cuento cómo empezó todo. En la última consulta con mi oncóloga ella me comunicó que íbamos a empezar con la radioterapia. Ya os he contado mil veces que la adoro pero además sí supierais la forma como habla, la convicción con la que me explicaba el tratamiento además del cariño con el que me miraba y me decía "vamos a por todas Olga" también os daríais radioterapia.

Y como he dicho muchas veces yo tengo mala suerte en muchas cosas pero en los temas de hospital tengo mucha mucha suerte, y en este caso cuando me puse mala me reencontré con una amiga del cole que además de estar a mi lado en todo esto se está portando de 10. ¡Mil gracias Carmen! 

Y aunque ahora está de baja por maternidad (en Octubre tuvo a una preciosa niña) trabaja en el servicio de radioterapia de mi hospital y por supuesto ya se ha encargado de acompañarme a todo lo relacionado con esto y sobre todo a animarme mucho y darme la mano y gastarme alguna broma como sólo ella sabe cuando más nerviosa estoy.
 
Cuando la semana pasada conocí a mi radiólogo, acompañada por mis chicos (papá y Ernesto) y Carmen (mi hermana y mi madre estaban en la revisión de mi madre) se resolvieron todas mis dudas por sí me cabía alguna. He de confesar que pensaba que la gente de radioterapia me iba a caer regular porque como en oncología me siento como en casa pues claro esto era como sí me cambiara de urbanización y todo iban a ser comparaciones.

Empecé con muy buena sensación porque la secretaria fue un auténtico encanto y me explicó todo y me acompañó con mucho cariño. Y para rematar (aunque Carmen y mi oncóloga me adelantaron que el Doctor Blanco era muy agradable) el radiólogo fue de 10. Me explicó con detenimiento y paciencia todos y cada uno de los posibles efectos de la radioterapia, con un toque de humor quitó importancia a que pudiera estar un poquito más despistada ahora por el tratamiento y me aseguró que más tonta de lo que ya estoy no me voy a quedar (uno de mis mayores miedos con este tratamiento).

Os adelanto también que en la zona radiada se cae el pelo y como la mía es la cabeza...me va a tocar rescatar a "Cosa" (es el mote cariñoso que le puse a mi peluca).

Aprovecho para aconsejaros que vayáis siempre siempre acompañados a las consultas con los médicos (yo soy muy exagerada y mínimo voy con tres personas, que tampoco es eso). Es importante porque son más oídos los que escuchan las recomendaciones del médico que aunque tú intentas estar atento hay ratos en los que se navega y se piensa en otras cosas. Además en los ratos posteriores en los que te entran miedos, inseguridades y fatigas siempre es bueno que te recuerden lo que el doctor te ha dicho y así te tranquilizas.

Ayer de pronto me vi superada, asustada, sin ganas de ver a nadie (pido oficialmente perdón a mi amiga Maca desde aquí que la pobre aceptó con resignación que no quisiera verla a pesar de estar en mi portal y hoy me sigue queriendo), borde (que como os podéis imaginar pagué con mis padres y mi hermana)...

Y de repente apareció él. Se había compinchado con mi madre para "aguantarme" y consolarme...y todo cambió. Ernesto vino a mi casa para prometerme que iba a poder con la radioterapia y hacerme prometerle que iba a seguir sacando fuerzas; mi amiga Carmen quedó conmigo para estar durante la radioterapia conmigo; Mariu se apuntó para acompañarme en representación de mis amigas; y Guillo me contestó con un "¿y qué más da?" cuando se empeñó en venir a verme y yo le dije que acompañarme suponía estar en una sala esperando.

Porque como me dice Ernesto tengo que dejar de hacerme la fuerte y permitirme mis ratos. Y además tenía a toda mi gente mandándome ánimos y preocupados por mi.

Y para remate, mi oncóloga me dijo que quería verme antes de darme la radioterapia y entonces me di cuenta de algo que en el fondo ya sabía y es que no sólo es una excelente profesional sí no que además me conoce y yo creo que sabía que necesitaba un achuchón antes de mi nueva experiencia y que ella me dijera que todo iba a ir bien.

Ahora os escribo desde la cama después de haber superado mi primer día de radioterapia. Y aunque os contaría mil cosas que me han pasado por la cabeza tampoco quiero hacer un post de 3 hojas.

Sólo deciros que es cierto que son 5 minutos de reloj, que la gente es auténticamente encantadora y cariñosa, que tenía a Carmen ahí diciéndome "venga Olgui, que lo estás haciendo muy bien"; y fuera esperando a parte de mi clan gitano: mis padres, mi hermana, Ernesto, su madre, su hermana, Frida, Mariu, Guillo y Paula. Y porque era una hora rara y además mucha gente pensaba que empezaba el lunes que sí no...

Y además de su cariño y de su apoyo, de los 400 whats app y de las llamadas,
en cuanto he salido he tenido el achuchón de mi oncóloga y su frase "Si no supiera que esto es lo mejor para ti no te lo proponía".

Me voy a dormir ya que ha sido un día movidito y mañana tengo una nueva sesión. 

Gracias a todos por los ánimos y ¡vamos a por todas! 





domingo, 11 de enero de 2015

Lo que mal empieza...bien acaba

Dado que el 2014 ha sido un año tan complicado para mi, llevo mucho tiempo aferrándome a la idea de que en 2015 todo será bueno o al menos mejor. Estoy ya hartita de escuchar a mi madre frases como "venga hija que ya acabamos por fin el 2014" y "el 2015 va a ser nuestro año".

Aunque penséis que estoy desvariando, cuando estaba tomándome las uvas rodeada de mi familia, al lado de mi primo Álvaro, con un billete de 20 euros en la mano derecha, a la pata coja, escuchando atentamente las indicaciones de Anne y Ramonchu, repasando mi 2014 y pidiendo 12 deseos, de pronto me vi diciéndome a mi misma que a lo mejor el 2014 no había sido tan tan malo. Podemos decir mejor que ha sido complicado pero que lo he terminado, sí me permitís autocalificarme, con un sobresaliente.

Y ya que estoy con el modo profesora on, otorgaré matrícula de honor a toda la gente que siguió a mi lado en 2014, a la gente que entró en mi vida y me ayudó, a mi familia, al equipo médico, a los que sin conocerme me apoyáis...

Abrazándome a toda mi familia como cada año con lágrimas en los ojos y felicitando a cada uno, sólo pedí que el 2015 fuera un poquito mejor que el 2014 y me prometí poner todo de mi parte.

Olgada número 1 del 2015: tiré unas bragas rojas por la ventana. Os explico. Maricruz es la hermana de mi tío y con ella y con su madre pasamos la Nochebuena y la Navidad. Cada año, ella nos informa de todas las claves y trucos que tiene para empezar el año con buen pie y para llamar a la buena suerte, a la salud o al amor para el año que viene...A mí el lanzamiento de bragas no sólo me resulto el más gracioso sino que lo vi el más efectivo, así que a las 12 y dos minutos bajo la anodada mirada de mi abuelo, las críticas de mi abuela, de un brazo mi hermana, del otro mi madre, las risas de mis primas y mis tías y mis primos recopilando todo en un video...lancé mis braguitas rojas por el balcón de mi casa (ahora os reís pero como este año me vaya bien...el año que viene tira los calzoncillos hasta mi abuelo). Para que veáis que me gusta compartir hasta mis trucos en busca de la suerte.

Olgada número 2 del 2015: me creo que cualquier cosa cuenta como "hacer ejercicio" y trato de convencer a mi alrededor (fracasando en el intento, por supuesto) pero sintiéndome mejor conmigo misma. Me bajé a dar un paseíto con mi prima y su marido, algo súper típico en mi familia pero insisto que son paseos con los que no sudo aunque me enriquecen un montón porque me ayuda a conocer un poco más a mi familia...y con todo mi arte apunté en mi diario que había hecho una hora de ejercicio. Vamos, para que me entendáis, como sí haces mayonesa y apuntas que he estado haciendo 5 minutos de bíceps...

De esta manera, con mis tontunas y con todo mi ánimo afronto el 2015...pero de nuevo, otro tropezón. El mismo día 1, mientras me despedía de la parte de mi familia que se marchaba...me dio una nueva crisis convulsiva. Como siempre yo no me enteré de nada y me di cuenta de todo cuando abrí un ojo y me vi tumbada en la cama y a mi abuelo y a mi madre en la cama de al lado mirándome atentamente y cogiéndome la mano.

¡Mierda! ¿No se supone que el 2015 iba a ser mi año? Pues vaya forma de empezarlo...

Intento como puedo, os lo aseguro, decirme a mi misma y a los míos que todo va a ir bien pero creo que una ayudita no me vendría mal.

Y por eso me aferro en que mi abuelo siempre me dice "¿sabes por qué sé que te vas a poner bien? Porque cuando te despiertas de tus crisis me miras con ojos llenos de ilusión por vivir"; porque mi abuela me asegura que ella no tiene miedo y de alguna forma me lo quita a mi; porque toda mi familia se vuelca en atenderme y se organizan como sí se tratara de un equipo médico que ni en el mejor hospital de EEUU; o porque mi prima Mara sólo quería venir a mi cuarto para decirme de su propia voz que había sido una crisis más suave que la de la boda de Marta y que no me preocupara. Os reiréis sí os digo que tiene 9 años y que no sabe muy bien qué es una crisis epiléptica pero sí sabe que fue más leve.

Así que, como le decía ayer a una amiga que me admiraba por cómo estaba llevando esto, hay que verse en una situación así porque sin saber cómo te haces fuerte. Te ríes de cosas que no tienen gracia pero tú les sacas como puedes el lado gracioso, aprovechas cada minuto de tu vida y por eso un día tonto con tus amigas, una comida con tu abuela o un día de compras con tu madre y tu hermana es el mejor de los planes.

Y por supuesto algo que no pienso cambiar y que os recomiendo porque da BONUS DE VIDA es: CANTAR EN LA DUCHA (yo tardo tanto en el baño porque mínimo 3 temas caen delante del espejo). Y así, el otro día mientras entonaba "Culpable" de Bisbal con el desodorante en mano y dándolo todo me dije "seguro que Bisbal no tiene estos ratazos que tengo yo". Y aunque no recibo aplausos, yo los siento.

Conclusión: lo que mal empieza...bien acaba, porque peor no puede terminar. Asi que igual tiene razón mi madre y el 2015 va a ser mi año.


sábado, 3 de enero de 2015

Querido Hospital Gregorio Marañón: sólo tú, tu gente, mi gente y yo sabemos lo que hemos pasado este 2014


No estoy loca y sé que este post lo tenía que haber escrito hace días pero seguro que todos entenderéis que estas fechas son días de locos y ahora mismo es cuando he encontrado un ratito agusto para poder contaros de manera breve una parte de mi 2014. (Y también la más complicada de mi vida).

Cuando el año pasado empezó yo no imaginé que iba a permanecer mucho mucho tiempo ingresada en el Marañón y que con ello iba a descubrir algo que ya sabía: QUE MI GENTE VALE MILLONES, y es que aún cuento con orgullo cuando Cris, una de las enfermeras de la tercera planta de Oncología, me decía "Olga, había unas 80 personas en la puerta del hospital por ti. He visto a gitanos con menos familia". No hay forma de dar las gracias, de corazón.

Aún me río cuando gente me cuenta que fue al hospital pero que había tanta gente que no pudieron achucharme porque no tenían turno para subir (Ernesto se ponía en plan jefe de la tribu y daba 5 minutos por cabeza para subir a verme). Lo que no son conscientes es que eso me daba vida, y por eso me recuperé. Es inexplicable lo querida que me sentí. Todo el mundo quería venir. Mis amigos venían a última hora, reventados de estar todo el día trabajando, otros se peleaban por dormir conmigo, mi amiga María que estaba en Londres viviendo se empeñó en hacer un skype conmigo, mi prima Mara con 8 añitos se empeñaba en verme bonita y sonreirme aunque no fuera mi mejor momento, Aída vino con un álbum de fotos de cuando éramos pequeñas que dio mucho mucho juego, mi amigo Peri no pudo pasar de la puerta porque estaba resfriado pero tuvimos una conversación muy interesante a gritos...y Manoli llegó hasta a llevarme ensaladilla para acompañar la tortilla de patatas que cada día me mandaba la abuela de Ernesto. Y así mil cosas que todos los míos hacían por mi y que me ayudaron a recuperarme porque sí no lo hacia por mi...se lo debía a ellos. 

Por no recordar los mil regalos que me llevaron y que tengo un fondo de armario de pijamas que ni la hija del dueño de Oysho.

Y no puedo olvidarme del pobre Camacho al que tenía recorriéndose la calle O'Donnell buscando una Crispy Chicken y un Sandy de caramelo, y a mi cuñado que llegó a dormir en el suelo por pasar una noche con mi hermana y conmigo.

Me adelanto ya a pedir perdón a todos los que no os menciono porque de verdad os doy las gracias a todos los que de cerca, de menos cerca y de una forma u otra me habéis dado motivos para levantarme cada mañana. Y a los que habéis cuidado de los míos mientras yo no podía...no me queda vida para daros las gracias.

Y entre todo esto yo tenía a mi oncóloga a mi lado, sufriendo y luchando conmigo y jamás tendré forma de agradecérselo. Y a todo el equipo de oncología, EQUIPAZO, que...yo creo que están hechos de otra pasta. No quiero dar nombres porque sé que me dejaría a más de uno y me da rabia porque todos y cada uno han sido imprescindibles en esta aventura. Enfermeros, auxiliares, miembros de la asociación contra el cáncer (entre las que estaba la madre de mi amigo Javi y por la que siento debilidad...).

Mi tiempo en la tercera planta (me cuesta recordarlo porque fueron muchos días y de los que ya ha pasado tiempo) es una parte de mi vida que recuerdo con muchísimo cariño porque conté con gente entregada, que trabajan con una sonrisa en la cara y te tratan con cariño, con muchísimo cariño. Una gente de 10 y que a mi me falta vida para darles las gracias y mostrarles cariño.

Y tampoco me quiero olvidar de Frida, Carmen y Lola y sus chicas, que estaban ahí a diario, de las enfermeras del hospital de día que subieron a verme porque les salió del alma, de las de investigación...de verdad que es gente que vale millones!!

Jo, es tantísima gente a la que querría dar las gracias...pero aunque sea de forma general quiero decirles que ellos son los verdaderos culpables de que yo haya superado el 2014 y que vaya a por el 2015 con muchas muchas ganas así que...QUE SE PREPARE!!

Y por favor, lo que ha unido el 2014 y una mala racha ingresada...que no lo separe el encontrarme mejor porque a todos los que formasteis parte de esta aventura...OS QUIERO y MIL MILLONES DE GRACIAS!!

OLGADAS del día: 
- decoré mi habitación como sí se tratara de una habitación de tu casa gracias a que mis amigos me trajeron fotos para tenerles cerquita.
- el otro día me hice una prueba y la auxiliar me recordaba por ser la enferma con sábanas más coloridas y originales (mi madre me las trajo para que me sintiera como en casa)