Ya en casa y después de haber digerido todas las emociones del fin de semana es cuando puedo contaros mi aventura en Badajoz.
En primer lugar quiero dar las gracias al Ilustre Colegio Oficial de Enfermeros de Badajoz.
Me faltan líneas para explicaros el cariño con el que me trataron, dispuestos a que mi estancia allí fuera lo más perfecta posible (y lo consiguieron) y sí me permitís, quiero hacer un pequeño guiño a Manoli y a Raúl (sois especiales).
Creo que salgo yo mucho más enriquecida que los asistentes al seminario porque yo tenía que hablar de la humanización del personal sanitario sin darme cuenta que todos los que asistieron de eso ya sabían bastante. Porque me hicieron sentirme especial, me abrazaron, me dieron ánimos para seguir adelante y fueron ellos los que "me prometían que me pondría bien".
También quiero dar las gracias a Pepa porque me escuchaba con atención durante mi intervención y así encontré una cara familiar y cariñosa a la que dirigirme además de a mis padres, Ernesto, Concha y por supuesto Jesús, que en unas de sus "Martadas" me presentó haciéndome bailar una bachata.
También quiero expresar mi admiración y cariño a mis compañeros de tertulia Sergio, Juan Carlos y Benedicta de los que aprendí muchísimo y que sinceramente creo que no había mejores.
Gracias también a Estefania, a la que fue un súper placer conocer y que espero que sigamos en contacto porque fue un lujazo tenerte de asistente.
Y al resto que no nombro, y que debería hacer, es porque entre que mi cabecita no me da para más, que me presentasteis a mucha gente y que me gustaría nombraros a todos pues sólo puedo mandaros todo mi cariño. (Como por ejemplo tú Ángela).
Porque yo no soy nadie. Yo no tengo que decir a nadie cómo debe hacer su trabajo y menos a quiénes luchan por sacar tu vida adelante.
Pero esta era una pequeña forma de rendir mi homenaje a todos los médicos, enfermeros y auxiliares que desde hace dos años están a mi lado. A aquellos que estaban al lado de mi cama cuando no se sabía sí saldría adelante, a los que me preguntan cómo está mi madre y me dicen lo guapa que estoy cuando nos cruzamos por el jardincito del Marañón. Los que me abrazan, los que me tienen cariño, los que me hacen creer que un cáncer metástasico no impedirá que intente vivir mi vida...
Gracias Badajoz y contad conmigo siempre (ya formáis parte de mi aventura); gracias a los que me ayudáis cada día y gracias a los que ayudáis a gente como yo para que cada visita al hospital sea como ir a casa, como el que regresa a su pueblo a ver a su gente.