Desgraciadamente va más allá porque dejas de ser quien eras aunque luches contra ello y cada mañana te propongas sonreír sin parar por los tuyos y por ti.
Va más allá porque no se habla de los dolores musculares que en mi caso me provoca la ingesta diaria de multitud de medicamentos; tampoco suelo comentar (salvo a mis círculos más íntimos) lo que me duele el tener que tener mi vaso vigilado para no confundirme en cualquier reunión con amigos y asegurarme de no probar el alcohol; no hablo por vergüenza de que cada vez que me miro al espejo odio a la vida porque me haya tocado a mi o de que me acuesto dando gracias porque la gente me trate igual a pesar de que sea y seré el patito feo y el patito enfermo toda la vida; por no comentar que aunque vaya de durita...tengo miedo, mucho miedo y por eso no hago planes e intento no pensar en cosas que haría sí estuviera sana porque sólo me provoca tristeza.
Porque cuando tienes una enfermedad como la mía te sale la fuerza de donde no sabías que estaba y luchas cada día a pesar de que a ti misma y a tu almohada les aseguras que ya no puedes más.
Porque nadie suele hablar de los daños colaterales que puede traer consigo estar enfermo.
En mi caso el momento más triste y difícil se produjo cuando el pasado 4 de Octubre me dio una de mis crisis en plena boda de mi hermana y me la perdí. Buff, no puedo evitar que se me forme un nudo en la garganta incluso escribiendo sobre ello.
Cuando me desperté en el hospital y le pregunté la hora a Ernesto (para saber sí estábamos a tiempo de volver) me quise morir y creo que nunca he llorado con tanta pena.
Probablemente mucha gente pensará que soy simple porque la boda de mi hermana sea tan vital en mi vida y más en una situación como la mía pero me será difícil explicar la relación que me une a ella. Yo digo que somos "SÚPER HERMANAS" porque somos amigas, porque compartimos un montón de cosas, porque aunque a veces no nos aguantamos..."que nadie toque a mi hermana", porque según ella cuando a mi me duele algo ella también lo nota, y encima, va y se casa con Gorki al que adoro, que se ha convertido en un hermano para mi y es el único que consigue que coma cuando estoy ingresada en el hospital. Además llevaba casi un año (desde que Gorka se lo pidió) viviendo por y para planear ese día que sí me dejan, casi casi era también mío.
Cuando me vinieron a ver a urgencias aquel día sólo podía pedirles perdón por el susto en plena ceremonia en la que me dió una crisis, por arruinarles el día...y aunque me consolaba a mi misma con otras historias de situaciones parecidas que habían pasado en otras bodas o planteándome que sí hubiera estado embarazada y me hubiera puesto de parto también me lo hubiera perdido, sólo mi almohada, Ernesto y yo sabemos lo clavadito que tenía en el corazón que me hubiera dado una crisis justo aquel día.
Porque podía soportar, a pesar de lo coqueta que soy, que en las fotos parezca un tonelito porque entonces tomaba muchos corticoides y estaba muy hinchada; porque solucioné con unas extensiones que mi pelo estuviera corto; porque debido a mi enfermedad no iba a vivir la boda de mi hermana como siempre había soñado...pero creo que no me merecía una crisis. A pesar de ello y a pesar que desde entonces creo que he llorado cada día por ello, decidí emplear mis fuerzas en consolarme, en perdonarme y recelebrar la boda de Marta y Gorki como ellos se lo merecían, como nos lo merecíamos todos...con una REBODA.
Y de esta forma y gracias a la gente que me rodea, el sábado pasado después de planearlo durante meses convoqué engañados a los novios en una finca que unos amigos de mis padres tienen en Toledo (son para mi lo que yo llamo "casi tíos" porque no tienen tu sangre pero se comportan como sí lo fueran) y gracias a ellos y a su hija Rosa todo salió a pedir de boca y también gracias a la ayuda de Alfonso que nos lió a todos a participar en una gymkana.
Sin olvidarme de mi tio que ejerció de perfecto cámara; a mi primo Artur que no dudó en hacer un viaje exprés desde Sevilla; a mi tía que participó en todo y a mi prima que no me quitaba ojo; a la familia de Gorka que colaboraron en todo momento; a todos los amigos de mi hermana que son de envidiar porque lo mismo les ofreces una cervecita, un baño en la piscina o una gymkana que todo les parece bien y lo disfrutan como niños pequeños y estuvieron preocupados en todo momento porque todo saliera bien y yo estuviera bien; a Marc por captar con su cámara los mejores momentos; a Roy por currarse la infraestructura; a Irene y Silvia por tranquilizarme; a Lucas por portarse tan bien y a Zac porque la reboda fue su primer evento social. (A los que no nombro no os enfadéis por favor, os agradezco de corazón a todos que estuvierais y me hicierais tan feliz a mi y sobre todo a Marta y Gorka y que sepáis que fuisteis todos imprescindibles). E incluso he de marujearos que hubo quien me aseguró que lo había pasado mejor que en la boda.
Por supuesto mis padres como siempre han estado a mi lado discutiendo por mil cosas de la Reboda, no lo vamos a negar, y arrimando el hombro en todo lo que ellos podían.
Ah! Y sobre todo gracias a Ernesto que prestó el protagonismo a Marta y Gorka a pesar de que el sábado era su cumpleaños y por todo lo que me lleva aguantado todos estos meses.
Han merecido la pena todas y cada una de las lágrimas y aunque no todo fue como yo tenía planeado en mi cabeza una vez más en mi vida he aprendido a adaptarme a las circunstancias, aceptar como vienen las cosas, darme una oportunidad y lo más importante...por fin me HE PERDONADO A MI MISMA.
¡Viva los novios!