No soy yo muy de prodigarme y menos en público acerca de mi
opinión sobre temas tan comprometidos como la política, la situación del país,
etc., pero hoy voy a decir que me cago en la mierda de crisis que
hace que una amiga se vaya a Estados Unidos a probar suerte porque aquí no
encuentra trabajo. Y sé que allí lo conseguirá, porque ella lo vale y allí
sabrán valorarlo.
Estoy enfadada. Tanto que el día que me enteré no
podía parar de llorar y aunque delante de ella disimulaba y me “alegraba” por
su decisión en realidad me sentía como si Zipi tuviera que despedirse de Zape.
Estoy segura que en el blog ya habré hablado de mi amiga
Maca pero si no, hoy es su momento.
Maca es de esas amigas que no ves o no hablas con ellas
desde hace meses y parece que fue ayer. Es una amiga de las de verdad y a pesar
de que somos totalmente opuestas nos compenetramos a la perfección. Y la adoro,
esa es la verdad.
Nos conocimos en la playa hace unos trece años y desde ese
momento nos hicimos inseparables y decidimos caminar juntas en esto que llaman
vida.
Ya nos hemos separado otras veces como cuando ella se fue a
estudiar a Florida o cuando yo me fui unos meses a Inglaterra pero esta vez es
diferente porque no sé cuando volverá. Ella me consuela diciéndome que no
conseguirá trabajo y estará conmigo de nuevo en un mes pero yo sé que no será así…ASI QUE NO DESCARTO QUE EN
UNOS MESES NECESITE VUESTRA AYUDA PARA RECOGER FIRMAS Y ASI CONSEGUIR QUE MI
ONCÓLOGA ME DEJE VIAJAR PARA VISITARLA (que yo un año sin mi Maki me muero).
Es tan tan especial lo que nos une que ella me asegura que
le duele irse por dos personas: por Juanito (el hijo de su mejor amiga) y por
mi…TE COMO MACARENA!!
Asi que hoy, volviendo a casa después de despedirme de ella con
lagrimones en los ojos y con la mitad de su armario que me ha prestado en su ausencia
pensé en cómo se sentiría Zipi si tuviera que despedirse de Zape y en cómo
sería su carta de despedida.
Querida Zape,
Tanto tiempo juntas que se me hace raro decirte un hasta
luego sin imaginarme que aparecerás en mi casa y te tumbarás en mi cama para
pasar juntas una tarde “tonta” más como sólo tú sabes.
Sé que debes hacerlo y con el corazón partío te deseo toda
la suerte del mundo, te lo mereces. Sabes
que me iría de tu mano si no estuviera malita, pero esta vez me toca quedarme.
Cuídate mucho, sé que lo harás y disfruta todo lo que
puedas. Yo seguiré haciendo planes para las dos, como cuando te digo que quiero
que duermas conmigo el día antes de mi boda para que tú me tranquilices con una
mirada o como cuando te cuento que sé cuánto querrán mis hijos a la “tía Maca”.
Gracias por ser la persona que conoce mis secretos más
íntimos y guardarlos. Por hacerme reir por las cosas que me avergüenzan y
ayudarme a aceptar con valentía las que más me asustan.
Porque tú has conseguido que la palabra amistad tenga un
significado más allá. Y porque te voy a echar tanto de menos que no te lo puedo
explicar.
Gracias por estar tan pendiente de mi estos meses y
repetirme una y otra vez que me ves genial.
Buena suerte Zape, aquí te espero.
Te quiere
Zipi