Cosa, ese es el nombre que decidí cariñosamente atribuirle a
mi peluca.
A puntito de cumplir un año de empezar con toda esta
aventura y por fin decidí salir del armario y salir a la calle sin mi fiel
amiga. Lo mejor fue la forma cómo lo hice.
Ernesto llevaba tiempo dándome un ultimátum: tenía que
quitarme la peluca a finales de Enero. Pero yo me resistía. A ver, es cierto
que no estoy tan mal con el pelo corto y que ya tengo bastante pero la peluca
era mi forma de esconder esta mierda y salvo que me conocieras ni te dabas
cuenta de que llevaba peluca. Sin contar con el detalle de que voy mucho más
calentita con la peluca en la cabeza que les recuerdo señores que estamos en
pleno invierno.
Pero el jueves 30 de Enero tuve que ir de urgencia al hospital
por un horrible dolor de brazo que tenía y que mi oncóloga iba a solucionarme.
Pensaréis que soy pesada y que es amor de paciente pero no. No me voy a cansar
de manifestar lo maravillosa que es mi oncóloga ya que el día 30 a la 1 de la
mañana le escribí un email desesperada por el dolor, a las 5 de la mañana me
contestó para decirme que me fuera al hospital a verla y a las 11 estaba yo
allí para que ella calmara mis dolores.
Con una sonrisa me recibió, me mando hacer una radiografía y aunque el brazo siguió doliéndome sólo con que ella me explicara qué era se me quitó un 50 % del dolor y un 100% el agobio.
Con una sonrisa me recibió, me mando hacer una radiografía y aunque el brazo siguió doliéndome sólo con que ella me explicara qué era se me quitó un 50 % del dolor y un 100% el agobio.
En fin, dado lo que me dolía el brazo, cuando me estaba
arreglando para ir al hospital decidí que era lo que necesitaba para desnudarme
al mundo. No iba a poder salir con la peluca muy bien puesta porque el brazo me
dolía horrores así que vi que era el día perfecto (antes muerta que sencilla).
Sin obviar que sólo me iban a ver mi hermana y mi oncóloga. Así
que escribí un whats app a mi hermana advirtiéndola que tampoco quería que esto
fuera muy muy impactante y que disimulara (aunque la confianza me hizo ser un
pelín más borde): “Martuki voy para allá. Voy sin peluca. Al primer comentario
me vuelvo a casa. Tq” (Había que suavizarlo).
Quiero agradecer a las compis de mi hermana que la dejaran
salir para acompañarme y que no fuera sola y porque ayer me hicieron llegar un
regalito…delicioso! Y porque a las que no conocía fue un placer.
En fin, que cuando llegué al hospital iba disimulando
mientras mi hermana con la boquita medio cerrada me iba diciendo que me quedaba
bien (no podía callarse, como ya me suponía). Mientras estábamos esperando a mi
oncóloga, llegó Sara otra de las oncólogas del servicio que no sé si os he
hablado antes de ella pero trató a mi mami cuando estuvo mala y además es un
encanto y en cuanto me vio me dijo: “Olga, estás guapísima. Me gustas mucho más
así”. Y luego mi oncóloga también me hizo sentir monísima…Así que me lancé y
colgué la foto con mi nuevo look con el fin de demostrarle a Ernesto que por
fin había salido sin peluca e ir acostumbrando a la gente a que “cosa” ya no
iba a ir conmigo a la calle.
Resultado: 189 Me gusta; 74 comentarios; más los infinitos
whats app y llamadas de mi gente.
¡¡GRACIAS!! Me hicisteis sentir rebonita.
Y luego vinieron las dos pruebas de fuego.
Ir a comer con mi abuela, y que cuando me vieran su gente
ella dijera frases como “Mira, que ha visto que a mi me quedaba bien el pelo
corto y mi nieta me ha copiado” (ella siempre me dice que prefiere no “dar pena”
y que como se me ve estupendamente…una mentira piadosa no hace mal a nadie).
Y luego mi prima Mara. Porque Anna es más mayor, sabe
perfectamente todo… pero Mara es diferente y yo no quería defraudarla ni
impresionarla. Así que con la ayuda de mi mami que según entré por la puerta ya
me gritaba lo guapa que estaba, Mara me vio y se puso a aplaudirme con Anna
(que también me echó un capote). Así que mi madre cogió a “cosa”, la guardó en
su caja y no sé exactamente donde la ha metido.
En realidad hubiera querido despedirme de ella. Sólo para
darle las gracias por estar "a mi lado" en esta aventura y llevarla más
llevadera; por ayudarme a esconder mis miedos y debilidades, por dejarme que la
pusiera rulos, que me hiciera moños, trenzas…y por protegerme del frío que es
lo que peor llevo.
Luego quiero agradecer a todo el mundo que me ve y me dice
que estoy mucho mejor con el pelo corto (como le digo a mi madre no creo que
nadie me diga “Buff, corre a ponerte la peluca porque estás para salir
corriendo”); a aquellos como mi amigo Pikachu que me anima a seguir cortándomelo
porque me da personalidad; a mis amigas que me dicen que tengo la cabeza
perfecta; a Ernesto porque me sigue llamando pelonchi…