miércoles, 26 de febrero de 2014

Adiós Cosa

Cosa, ese es el nombre que decidí cariñosamente atribuirle a mi peluca.

A puntito de cumplir un año de empezar con toda esta aventura y por fin decidí salir del armario y salir a la calle sin mi fiel amiga. Lo mejor fue la forma cómo lo hice.

Ernesto llevaba tiempo dándome un ultimátum: tenía que quitarme la peluca a finales de Enero. Pero yo me resistía. A ver, es cierto que no estoy tan mal con el pelo corto y que ya tengo bastante pero la peluca era mi forma de esconder esta mierda y salvo que me conocieras ni te dabas cuenta de que llevaba peluca. Sin contar con el detalle de que voy mucho más calentita con la peluca en la cabeza que les recuerdo señores que estamos en pleno invierno.

Pero el jueves 30 de Enero tuve que ir de urgencia al hospital por un horrible dolor de brazo que tenía y que mi oncóloga iba a solucionarme. Pensaréis que soy pesada y que es amor de paciente pero no. No me voy a cansar de manifestar lo maravillosa que es mi oncóloga ya que el día 30 a la 1 de la mañana le escribí un email desesperada por el dolor, a las 5 de la mañana me contestó para decirme que me fuera al hospital a verla y a las 11 estaba yo allí para que ella calmara mis dolores.

Con una sonrisa me recibió, me mando hacer una radiografía y aunque el brazo siguió doliéndome sólo con que ella me explicara qué era se me quitó un 50 % del dolor y un 100% el agobio.
En fin, dado lo que me dolía el brazo, cuando me estaba arreglando para ir al hospital decidí que era lo que necesitaba para desnudarme al mundo. No iba a poder salir con la peluca muy bien puesta porque el brazo me dolía horrores así que vi que era el día perfecto (antes muerta que sencilla).

Sin obviar que sólo me iban a ver mi hermana y mi oncóloga. Así que escribí un whats app a mi hermana advirtiéndola que tampoco quería que esto fuera muy muy impactante y que disimulara (aunque la confianza me hizo ser un pelín más borde): “Martuki voy para allá. Voy sin peluca. Al primer comentario me vuelvo a casa. Tq” (Había que suavizarlo).

Quiero agradecer a las compis de mi hermana que la dejaran salir para acompañarme y que no fuera sola y porque ayer me hicieron llegar un regalito…delicioso! Y porque a las que no conocía fue un placer.

En fin, que cuando llegué al hospital iba disimulando mientras mi hermana con la boquita medio cerrada me iba diciendo que me quedaba bien (no podía callarse, como ya me suponía). Mientras estábamos esperando a mi oncóloga, llegó Sara otra de las oncólogas del servicio que no sé si os he hablado antes de ella pero trató a mi mami cuando estuvo mala y además es un encanto y en cuanto me vio me dijo: “Olga, estás guapísima. Me gustas mucho más así”. Y luego mi oncóloga también me hizo sentir monísima…Así que me lancé y colgué la foto con mi nuevo look con el fin de demostrarle a Ernesto que por fin había salido sin peluca e ir acostumbrando a la gente a que “cosa” ya no iba a ir conmigo a la calle.

Resultado: 189 Me gusta; 74 comentarios; más los infinitos whats app y llamadas de mi gente.
¡¡GRACIAS!! Me hicisteis sentir rebonita.

Y luego vinieron las dos pruebas de fuego.

Ir a comer con mi abuela, y que cuando me vieran su gente ella dijera frases como “Mira, que ha visto que a mi me quedaba bien el pelo corto y mi nieta me ha copiado” (ella siempre me dice que prefiere no “dar pena” y que como se me ve estupendamente…una mentira piadosa no hace mal a nadie).

Y luego mi prima Mara. Porque Anna es más mayor, sabe perfectamente todo… pero Mara es diferente y yo no quería defraudarla ni impresionarla. Así que con la ayuda de mi mami que según entré por la puerta ya me gritaba lo guapa que estaba, Mara me vio y se puso a aplaudirme con Anna (que también me echó un capote). Así que mi madre cogió a “cosa”, la guardó en su caja y no sé exactamente donde la ha metido.

En realidad hubiera querido despedirme de ella. Sólo para darle las gracias por estar "a mi lado" en esta aventura y llevarla más llevadera; por ayudarme a esconder mis miedos y debilidades, por dejarme que la pusiera rulos, que me hiciera moños, trenzas…y por protegerme del frío que es lo que peor llevo.

Luego quiero agradecer a todo el mundo que me ve y me dice que estoy mucho mejor con el pelo corto (como le digo a mi madre no creo que nadie me diga “Buff, corre a ponerte la peluca porque estás para salir corriendo”); a aquellos como mi amigo Pikachu que me anima a seguir cortándomelo porque me da personalidad; a mis amigas que me dicen que tengo la cabeza perfecta; a Ernesto porque me sigue llamando pelonchi…


En fin, gracias a todos por verme tan bonita.


miércoles, 12 de febrero de 2014

De bofetón

Al final del post de hoy entenderéis a que me refiero con el título.

Pero como me gusta hacer cada vez que estoy mucho tiempo sin escribir es ir en orden y contaros todo lo que me ha pasado estos días.

El pasado día 28 me dieron la última sesión de quimio. He de decir que aquel martes todo me salía torcido y cada vez que hacía algo en el hospital la liaba. Por ejemplo, llegué a la analítica cuando se había pasado mi número y todo el mundo me regañó… pero luego tuve uno de esos momentos que me gustaría enmarcar. Estaba en la sala de espera con mi madre esperando a entrar en la consulta cuando me encontré con Tatiana y Carol, las dos enfermeras que llevan los ensayos clínicos y que antes veía mensualmente y era una consulta totalmente reconfortante. Ahora aunque las sigo viendo y sé que en cuanto las necesite sólo tengo que decírselo, ya no tenemos ese ratito nuestro. Asi que, como si de cuatro amigas se tratase nos pusimos a hablar y reír en la sala de espera. Nos interrumpió mi oncóloga porque me tocaba pasar y esa fue mi olgada del día: ver la cara del resto de pacientes atónitos porque la oncóloga venía a buscarme y yo ahí riéndome sin parar.

La consulta fue bien, mi analítica me dejaba darme la quimioterapia y mi oncóloga me dio unas pastillas maravillosas con las que combatir las odiosas náuseas.

De ahí, me fui a la zona de tratamientos y una vez más fue un día de lo más entretenido. Vinieron a estar conmigo Frida, Carmen y Lola, Ernesto, mi hermana, mis padres y la madre de Ernesto. Y entre que me ponía al día con las que llevaba tiempo sin ver, y aprovechaba para hablar con los míos…se me pasó el día volando. ¡Gracias a todos soletes!

Todo iba bien porque al día siguiente me levanté sin mareos ni nada, pero el miércoles por la noche tenía un dolor en el brazo derecho horrible. Me dolía del codo a la mano y tenía los dedos meñique y anular medio adormecidos. La verdad es que me dolía tanto que se me caían los lagrimones, y como me vi tan tan desesperada le escribí un email a mi oncóloga para contárselo y que me dijera que debía hacer. Como tengo una doctora que no me merezco y que vale millones no tardó en contestarme (si, me contestó de madrugada) y me citó para el día siguiente. Aprovecho para darle las gracias a mi hermana que se organizó rápidamente para que no fuera sola y a todas sus compis de trabajo que también se organizaron para cubrirla.

Como no quiero alargarme os resumiré que he pasado la peor semana desde que empecé todo esto. Porque el medicamento que me mandó la doctora para el dolor de brazo me provocó unos horribles dolores de cabeza que me tuvieron en la cama con paños de agua fría en la cabeza dos días; además se acabaron las pastillas de las náuseas y éstas regresaron; a eso le sumamos que el dolor de brazo seguía; que empecé a tener unos dolores de gases que calificaría de insufribles y a partir de los cuales admiro a todo aquel que padece gases; además no tenía ganas de ver a nadie, ni hablar, ni prodigarme vía whats app…LO QUE VENGO A DEFINIR COMO ESTAR DE BOFETÓN. Son esos ratos en los que estás tristona, en los que no te apetece ver a nadie pero menos estar sola, en los que lloras y ríes sin encontrar la razón, en los que si tu novio te dice que va a verte y te enfadas porque te apetece estar sola y si decide dejarte tu espacio le mandas 322 whats app para decirle que eres una desgraciada y de los cuales te arrepientes al día siguiente y desearías no haber mandado.

Y así sigo a día de hoy. De BOFETÓN. Asi que pido disculpas desde aquí a los que me llamáis y no os lo cojo, a los que me escribís y no sabéis de mi hasta pasados tres días, a los que queréis verme y os pongo 127 excusas cutres…lo peor de todo es que cuando os explico lo que me pasa me entendéis y me pedís que me permita también tener estos días, pero yo soy así y nunca estoy conforme.

Y respecto al brazo, ya se ha encargado mi oncóloga de hacerme pruebas y de comprobar que no tengo nada, que como dice mi madre…a perro flaco todo son pulgas.

Por último, permitidme que me ponga un recordatorio para mi: LAS RESONANCIAS NI DUELEN NI ME AGOBIAN…que el otro día me llamaron para decirme que me hacían una y de los nervios estuve media hora en el baño...

Y por favor, si alguno tenéis días de bofetón…decidlo que te quedas mucho mejor y al final todos tenemos días de esos.